Venganza tras renacimiento romance Capítulo 22

Se oyó un ruido sordo.

La tetera de cristal en la mano de Jorge cayó con un golpe y se hizo a?icos en el suelo.

Los fragmentos de vidrio salpicados hicieron un peque?o corte en la pantorrilla de Cristina y la sangre se filtró.

—Papá.

Yolanda y Lola se sobresaltaron ante esta escena. Se abalanzaron sobre Jorge y apoyándole.

Cristina miró la sangre que le salía de la pantorrilla y el fondo de sus ojos estaba incluso ligeramente rojo.

Yolanda miró a Cristina y dijo:

—Cristina, cómo puedes golpear a tu padre, esto es una gran infidelidad.

Lola incluso gritó:

—Hermana, estoy dispuesto a ir a Familia Navarro por ti, no pegues a papá...

Cristina no dijo nada, simplemente se calmó, se agachó y recogió un afilado fragmento de vidrio del suelo, luego caminó lentamente hacia Jorge.

Caminó paso a paso con un aura gélida que emanaba de su cuerpo.

La sangre que se filtraba de la herida corría por un rastro sanguinolento en la pantorrilla.

Obviamente no había olor de la sangre en el aire. Se podía verla en Cristina en ese momento.

No pudieron evitar un escalofrío cuando los demás vieron ese Cristina. Porque sintieron el aura de la muerte que les hizo sentir miedo.

Mirando a Cristina que ya había llegado frente a ellos, se sentían más asustados.

Yolanda y Lola no pudieron evitar soltar la mano que sujetaba a Jorge y haciéndole caer al suelo de golpe.

Jorge sintió todo el miedo y dijo:

—Cristina, qué quieres hacer, soy tu padre...

Antes de que pudiera terminar sus palabras, gritó miserablemente.

Porque Cristina había puesto el afilado fragmento y lo había clavado en el dorso de la mano.

Cristina bajó la vista, miró su mano herida y dijo:

—Mamá, ?de verdad tengo que casarme con Gonzalo? No quiero, solo amo a Luca, me casaré con él por el resto de mi vida.

Familia Navarro era poderosa, pero Gonzalo estaba loco y era feo. Mataría a alguien si no tenía cuidado.

Tenías que tener una vida para disfrutar el poder.

—Familia Navarro no quiere a todos, podría estar asustándonos —Yolanda dijo.

Si hubiera sido antes, Cristina la habría escuchado y casado con Gonzalo.

Pero ahora Cristina era demasiado extra?a, fuera de su control.

Ahora era el momento de pensar en otras maneras.

Los veinte minutos pasaron rápidamente.

Jorge acababa de terminar de vendarse la mano y aún no había pensado en una solución cuando el sonido del motor de coche sonó fuera.

Lola estaba tan sorprendida que se levantó.

Yolanda quiso consolarla, pero cuando vio la escena, se asustó tanto támbien.