Venganza tras renacimiento romance Capítulo 37

La aparición de Clara apareció en la gran pantalla inmediatamente. Estaba sentada contra la cama del hospital. Su rostro era pálido y delicado.

Clara se enfrentó a la cámara y sonrió fríamente:

—Hola a todos, soy la dise?adora de joyas Clarita.

Gonzalo sintió el enfado de la persona que tenía entre sus brazos. Le agarraba con fuerza como si quisiera romperle la mano.

Incluso oyó su respiración acelerada.

—Era reacia a anunciar mi identidad. Pero mi mejor amiga Isabella falleció y me donó su corazón para que pudiera sobrevivir —Clara dijo.

—Y el dise?o de Clarita lo hicimos ella y yo juntos. No quiero que el mundo se olvide de ella, así que ahora dejo la identidad de Clarita como dise?adora a ella. Espero que todos recuerden que a partir de ahora esta identidad solo pertenece a Isabella. No dise?aré más joyas después.

—También dona este anillo en nombre de ella. Gracias a todos.

Los invitados sentados en el fondo vieron eso y sus ojos enrojecieron.

—Clarita es realmente amable. Una identidad tan poderosa, para dársela a Isabella así como así. La relación entre ellas es más mejor que hermanas.

—No me arrepentiría en vida de haber tenido un amigo así si yo fuera Isabella.

—Realmente envidio tener amigos así, un anillo de diamantes de 500 millones, donando como se dice.

Cristina escuchó a los que charlaban abajo y se burló:

—Estúpido.

La identidad de dise?adora de Clarita pertenecía originalmente a Isabella.

Este anillo también fue dise?ado por sus propias manos.

?Qué tiene que ver con Clara?

Clara donó el anillo no por amabilidad, sino porque era una forma de mejorar su reputación.

—Claro, este es mi destino —Cristina se relajó y dijo.

Esta era la alianza que había dise?ado para sí misma y ahora volvía a ella, ?no era el destino?

Esta era la versión femenina y hay una versión masculina que ella había dise?ado pero aún no había fabricado.

Clara, si te atrevías a aprovechar mi estatus, tendriás que cargar con las consecuencias después.

Un anillo de diamantes por valor de 500 millones, el precio de salida es solo 10 millones. La gente de abajo estaba muy competitivo.

Al fin se lo ganó mucho si lo consigió.

Luca gritó con una expresión desabrida, pero con un tono imperativo:

—Doscientos millones.