Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1152

Yi Jinli lo miró con indiferencia antes de decir a la ligera: "Hazlo".

"No...". Ling Yiran básicamente corrió hacia Yi Jinli.

Ella sabía que lo que debía hacer ahora era salir de ese lugar y mantenerse fuera de esto, pero... Quizás la escena le recordaba el momento en que le arrancaron las uñas y el dolor que había sentido.

¡En ese entonces, no había nadie que la ayudara!

¡Todo lo que pudo hacer fue soportar el dolor que llegaba hasta su corazón!

Él lentamente levantó aquellos hermosos ojos de flor de durazno, y su mirada fría cayó sobre Ling Yiran.

Cuando sus ojos se encontraron con su mirada, su delgado cuerpo se estremeció de nuevo. Sus ojos eran demasiado fríos y feroces.

Era como un estanque frío sin fondo. Cuanto más ella lo miraba a los ojos, más fría se sentía.

"¿No?". Yi Jinli se puso de pie lentamente. Mirándola fríamente desde una posición dominante, dijo: "¿Quién eres tú para decirme que no lo haga?".

Su cuerpo tembló. La persona frente a ella no era el Yi Jinli que ella conocía, ¡ni siquiera Jin!

¡Él ahora era el Joven Amo de la Ciudad de Shen, Yi, y ella era solo una hormiga a sus ojos!

"¿Crees que es fácil arrancarle las uñas a una persona y que puedes hacerlo a tu antojo?", preguntó Ling Yiran mientras tomaba una respiración profunda.

Su rostro estaba pálido a la luz de la lámpara y temblaba un poco. Sin embargo, sus ojos almendrados miraban directamente a la persona frente a ella.

Yi Jinli entrecerró los ojos y parecía estar lleno de una sensación de peligro.

En ese momento, una mujer vestida con el uniforme de mesera del club se adelantó y dijo: "Señor Yi, le agradezco que me defienda, pero... ¡no es necesario que se pelee con sus amigos por una don nadie como yo!".

La mesera se tomó la mano derecha con la mano izquierda y el dedo índice de la mano derecha estaba envuelto en una gasa. La gasa blanca estaba levemente manchada de sangre.

Yi Jinli se volvió hacia la mesera y le dijo: "Si no creo que no seas una don nadie, entonces no eres una don nadie". Él tomó su mano derecha mientras hablaba. "¿Todavía te duele el dedo?".

Aunque la voz fría era meramente inquisitiva, sorprendió a la mesera. Las otras personas a su alrededor la miraban con envidia.

¿Estaba interesado el Joven Amo Yi en ella? ¡Era incluso más envidiable que ganarse la lotería!

¡Probablemente era lo que ellos llamaban llegar al cielo de un solo salto!