Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 135

"¿Y qué sí es así? ¡Mientras lo desee, puedo hacer que sea digna de comparar a cualquier dama notable en la ciudad!", le contestó Yi Jinli.

"¡No olvides cómo murió tu padre!", le escupió entre dientes el Amo Yi.

La mirada de Yi Jinli se oscureció. "No lo he olvidado. Incluso si realmente quiero estar con ella, no significa que le daré mi vida. No soy mi padre. ¡No moriré ni viviré por una mujer, mucho menos ser controlado por una mujer!".

"¡Yo siempre soy el que tiene el control!".

El Amo Yi resopló con frialdad. "¿Viniste a verme hoy solo para decir eso?".

"No", le respondió Yi Jinli. "¡Quiero que te mantengas alejado de ella!".

El Amo Yi entrecerró los ojos, pero mantuvo la cara seria mientras preguntaba airadamente: "¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás amenazando a tu abuelo? ¿Puede ser que este viejo no sea tan importante como una mujer?".

"Abuelo, solo te lo estoy diciendo. No es una amenaza", le dijo Yi Jinli con una ligera risa. "Te dije que te mantuvieras alejado de ella. Sin importar la relación entre ella y yo, debes mantenerte alejado de ella. Por supuesto, no sé cómo reaccionaría si le pusieras un dedo encima. ¿Por qué no lo intentas?".

La expresión del Amo Yi cambió sutilmente y, en un instante, sintió un miedo tembloroso.

"Este es el heredero que he cultivado. Él ha crecido como yo esperaba y tal vez más allá de eso, pero también es... ¡cada vez más incontrolable!".

"¿Qué te gusta de Ling Yiran?". No pudo evitar preguntar. "Hay tantas damas jóvenes de renombre en la Ciudad de Shen. Muchas de ellas tienen tanto belleza como inteligencia, provienen de antecedentes familiares inocentes, mientras que algunas tienen múltiples talentos, y aun así, solo tienes ojos para una mujer que ha estado en prisión".

"Quizás porque es un poco estúpida", le murmuró Yi Jinli.

El Amo Yi miró fijamente la puerta mientras se abría y cerraba, con una expresión complicada en su rostro como si estuviera perdido en sus pensamientos.

Cuando Yi Jinli regresó a la sala de pacientes, Ling Yiran ya se había quedado dormida. Él caminó hasta su cama, pero no encendió la luz. Tomó prestada la luz de la luna, que brillaba a través de la ventana, para estudiar su cara dormida.

Todavía había evidentes manchas de lágrimas en su rostro. Levantó una mano y le acarició suavemente la mejilla. "¿Lloró cuando me fui?”.

"¿Cuántas lágrimas derramó? Ella no es alguien a quien le guste llorar. Está tan tranquila cuando me mira como si solo pudiera resignarse a sus dificultades y, sin embargo, lloró cuando se le dio la espalda”.

"¿Por qué lloró? ¿Estaba llorando por el hecho de que le mentí? ¿O estaba llorando porque soy Yi Jinli? O tal vez...".

"Ling Yiran...", murmuró Yi Jinli. "Ya que me has hecho enamorarme de ti, entonces deberías quedarte a mi lado, ¿verdad?".