Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1358

El rostro de Zhuo Qianyun mostró una mirada de sorpresa. '¿Él... quiere que me disculpe con Kong Ziyin? ¿Hay algo más ridículo que pedirle a alguien que fue incriminado que se disculpe con la persona que lo incriminó?'.

Ella no era la que debía una disculpa desde hace cuatro años. ¡Eran Ye Wenming y Kong Ziyin quienes le debían una a ella!

"Ye Wenming, ¿solo estás dispuesto a pasar tiempo con tu hijo si ganas algo a cambio?", murmuró ella mientras la expresión de sorpresa en su rostro desaparecía.

¡De repente, él se sintió avergonzado en ese momento!

"¡Es cosa mía si pongo o no condiciones!", dijo Ye Wenming con frialdad.

Ella respiró profundamente y dijo con calma: "Está bien, lo haré".

***

Kong Ziyin esperó ansiosamente en la habitación presidencial a que Ye Wenming llegará.

Sin embargo, no esperó encontrarse con Ye Wenming y Zhuo Qianyun juntos cuando abrió la puerta.

"Wenming, ¿por qué la trajiste?", preguntó Kong Ziyin confundida.

Ye Wenming no dijo nada mientras que Zhuo Qianyun se acercaba a Kong Ziyin. Ella se inclinó y dijo con la cabeza baja: "Señorita Kong, lo que sucedió en aquel entonces fue todo mi culpa. No debí haberte empujado por las escaleras y ocasionar que perdieras a tu hijo. Me merecía ir a prisión. Por favor, perdóname, Señorita Kong".

Los ojos de Kong Ziyin se abrieron con sorpresa ya que no entendía lo que estaba pasando. '¿Qué diablos está pasando?'.

"Wenming, ¿qué es esto?". Kong Ziyin miró a Ye Wenming.

"¡Vete a la m*erda!", dijo él casi gruñendo, empujándola directamente fuera de la habitación.

"Por favor, no olvides tu promesa, Señor Ye", le recordó ella.

Él apretó sus delgados labios con fuerza, y esos ojos alargados y estrechos suyos la miraron. Luego, de un solo golpe, cerró la puerta.

Zhuo Qianyun se tocó la nariz y miró la puerta ya cerrada.

Al menos, no rechazó su petición al final, así que... ¿él probablemente estaba de acuerdo?

Ella no pudo evitar sonreír irónicamente. Había pensado que su dignidad ya destrozada no podía empeorar, pero no se le había ocurrido que podía destrozarse aún más, ya que había algo más humillante que el encarcelamiento.