Resumo do capítulo Capítulo 1633 de Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante
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"¿Quieres que te deje en paz con tanta urgencia?", le preguntó él con cierta resistencia. Las manos que colgaban a sus costados estaban cerradas en puños.
Estaba ejecutando sus planes antes de tiempo por ella y estaba arriesgándolo todo también, ¡pero la mujer que más amaba le pedía que la dejara en paz!
Ella replicó: "¿Acaso no deberías? Ya que tuvimos una ruptura tranquila y nos mantuvimos alejados el uno del otro durante cinco años, ¿por qué de repente me estás molestando? ¿Crees que al mantenerme lejos del centro de atención por unos días, todo se resolverá?".
Bai Tingxin seguía apretando sus manos y sus uñas se estaban enterrando en sus palmas.
'Pues... Sí, ¿por qué?'.
Era porque la extrañaba y la añoraba. Era porque había ideado un plan para cinco años. Todo saldría bien siempre y cuando ella le diera un poco más de tiempo.
Por eso no podía evitar verla e involucrarse con ella. Sabía que su entusiasmo casi había arruinado sus planes nuevamente, ¡pero, por fortuna, él no era el mismo hombre de hace cinco años!
"Confía en mí, iré tras todos los que hayan hecho una acción en tu contra y no dejaré que esas personas continúen molestando alrededor. Si no sale nada bueno de esto en unos días, entonces...". Hizo una pausa y una amarga sonrisa apareció en sus labios. "Te dejaré en paz finalmente".
¡Era porque eso representaría su fracaso!
Qin Lianyi solo sintió una punzada en el corazón. Su sonrisa la hizo sentir un poco incómoda y desesperanzada.
"Bai Tingxin, ¿qué es exactamente lo que quieres?". Ella estaba confundida. No podía entender por qué estaba haciendo esto cuando ya se habían separado.
"Bai Tingxin, tú…".
Sus labios descansaron pesadamente sobre los de ella, interrumpiendo el resto de su discurso.
Él usó su otra mano para agarrar firmemente su mandíbula, sin permitirle luchar. La besó con fuerza, como si estuviera poniendo todo lo que tenía en este beso.
Qin Lianyi forcejeo, queriendo apartar su cabeza. Ella lo golpeó con la otra mano, pero su beso siguió profundizándose sin importar lo mucho que luchara.
Su aroma, calidez y la sensación cuando la besaba eran muy familiares. La lucha de Qin Lianyi se convirtió gradualmente en un trance. Apenas podía notar la diferencia entre la realidad y la ilusión ahora.
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