Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1734

"Por cierto, ¿por qué de repente viniste a la clínica hoy?", preguntó ella. Después de todo, ella nunca le contó que iría a ver al Doctor Su ese día.

Yi Jinli dijo: "Escuché del chofer que estabas en la clínica, así que pensé en venir a echar un vistazo. Quería entrar para acompañarte, pero saliste antes de lo que esperaba. Te acompañaré la próxima vez que vayas a recibir tratamiento".

"No, es solo un tratamiento menor, y probablemente sea frecuente. De seguro interferirá con tu trabajo", dijo Ling Yiran rápidamente.

Las pestañas de Yi Jinli temblaron ligeramente. Por el rabillo del ojo, miró a Ling Yiran y respondió: "Está bien".

Cuando el coche llegó a la entrada de la Residencia Yi, Ling Yiran se bajó y entró de inmediato. Yi Jinli no dio vuelta al coche de inmediato y se alejó, sino que permaneció allí.

Yi Jinli levantó la mano y tiró de su pelo con irritación, mientras recordaba la confrontación con Gu Lichen en la entrada de la clínica.

"Jinli, ¿por qué diablos Yiran cayó al mar? Incluso si perdiste la memoria, ¡alguien debe haberte dicho la verdad! Nadie me ha dicho qué sucedió cuando he preguntado. ¿Acaso no eres capaz de decirme?".

"Gu Lichen, ¿por qué debería decirte lo que pasó entre Yiran y yo?".

"Después de que Yiran descubrió que su accidente de coche tenía algo que ver contigo, cayó al mar. ¿No te parece que esos dos incidentes están relacionados?".

'¿Relacionadas? ¡Me gustaría saberlo yo mismo! Congming y el mayordomo me dijeron lo mismo: el Secretario Wang le ordenó a Hao Yimeng que secuestrara a Yiran y la llevara a la orilla del mar. Luego de eso, Yiran cayó accidentalmente al mar’.

'¿Pero fue eso lo que realmente sucedió?’.

"Hola, Señorita Qin. Soy la secretaria del presidente Bai. Por favor, venga conmigo", le dijo.

Qin Lianyi siguió a la secretaria hasta la puerta de la oficina de Bai Tingxin. Después de tocar suavemente la puerta dos veces, la secretaria giró el pomo de la puerta y le dijo a Qin Lianyi: "Señorita Qin, entre por favor".

"¿Puedo entrar?", preguntó Qin Lianyi. Después de todo, aunque la secretaria llamó a la puerta dos veces, Bai Tingxin no respondió.

"El presidente dijo que podía ingresar en cualquier momento", dijo la secretaria.

Qin Lianyi apretó sus labios rojos y entró.