Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1737

Era otro precio que él tuvo pagar para que Gao Manlin salvara a Lianyi. No tenía idea de dónde lo había conseguido Gao Manlin, pero ella consiguió un insecto que nunca antes había visto. Se alimentó de la sangre de Lianyi, y Gao Manlin hizo que él se tragara el insecto.

"Bai Tingxin, esta es una maldición de sangre. Es extremadamente sensible al olor de la sangre del dueño. A partir de ahora, la maldición de sangre te causará un dolor insoportable en el cuerpo cada vez que tengas contacto físico con Qin Lianyi. ¡Nunca podrás estar con ella!", le había dicho Gao Manlin.

Él pensó que no tenía oportunidad de estar con Lianyi. Pensó que lo único que podía hacer era castigar a quienes la habían lastimado, y hacerles pagar el precio.

Sin embargo, más tarde descubrió que la maldición de sangre no duraría para siempre. ¡Era posible deshacerse de ella!

Sin embargo, cosas como las maldiciones de sangre siempre habían sido inextricables. Pocas personas sabían de ellas, por lo que era naturalmente difícil encontrar a alguien que pudiera deshacerlas.

¡Por lo tanto, necesitaba engañar a Gao Manlin para que ella se ofreciera a deshacerse de la maldición de sangre por él!

Una vez que la maldición de sangre sobre él se deshiciera, podría dejar de sufrir cada vez que la tocara y realmente podría estar con ella.

Ella nunca se imaginaría lo doloroso que fue cuando él estaba en el coche con ella aquella noche.

Cada abrazo y beso lo habían lastimado, recordándole que no debía acercarse ni tocarla.

Sin embargo, él estaba dispuesto a soportar todo el dolor... solo para estar con ella.

Incluso si el dolor era insoportable, lo soportaría de buena gana.

"¿Salió a trabajar? Entonces lo esperaré en la oficina", dijo Ling Yiran mientras caminaba hacia la oficina de Yi Jinli, sin darse cuenta de los ojos vacilantes de Gao Congming.

La oficina vacía se veía espaciosa.

Ling Yiran se acercó al escritorio de Yi Jinli. Solo había echado un vistazo casual, pero vio una foto. 'Esta foto...'. Ling Yiran la tomó.

Era una foto de un hombre extranjero de mediana edad, de unos 40 años. Ling Yiran no sabría quién era si fuera un hombre extranjero común, ¡pero de hecho lo conocía!

Era... ¡el Doctor Joseph! Era un experto de renombre internacional en terapias de la memoria, y había tratado a muchos pacientes con amnesia.