Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1785

Ella se congeló. Ella... no sabía cómo refutar eso.

Lo que él dijo a continuación casi la hizo desmayarse. "Esta es una evidencia. ¡En caso de que incumplas en el futuro!".

"¿Qué? ¿Qué quieres decir?", espetó ella.

"¿Acaso no viniste a comer aquí conmigo hoy para compensar los daños de mi coche?", preguntó.

"Yo... no voy a incumplir. Solo te pediré un descuento cuando establezcas el monto de compensación", replicó Qin Lianyi en un murmullo.

"Así que no vas a incumplir esto, ¿verdad?".

"¡Por supuesto que no!", ella dijo.

"Entonces, ¿también vas a asumir la responsabilidad de mí?". Sus delgados labios se separaron ligeramente y sus ojos oscuros la miraron fijamente.

Su mirada estaba llena de emoción.

Qin Lianyi sentía como si estuviera atrapada en las palabras de Bai Tingxin. Ella se rio entre dientes secamente, y rápidamente bajó la cabeza para seguir comiendo.

Un destello de decepción brilló en los ojos de Bai Tingxin.

'¿Acaso ella... todavía se niega a estar conmigo? Aunque está embarazada de mi bebé, todavía se me resiste'.

La maldición de sangre en su cuerpo no había sido eliminada. Una vez que fuera eliminada por completo y no hubiera más obstáculos o peligros entre ellos, él... se sinceraría con ella.

Después de la comida, Qin Lianyi sentía que había sobrevivido a un desastre.

Bai Tingxin dijo: "Déjame llevarte a casa. Haré que el conductor traiga tu coche".

"Puedo ir sola, así que no te molestes". Ella sonrió secamente y le recordó de nuevo: "En cuanto a los daños al coche...".

"Te acompañaré a tu chequeo de embarazo en dos semanas, y luego de eso podemos hablar sobre los daños al coche", él dijo.

Qin Lianyi no podía evitar gemir en su corazón... '¿Tengo que esperar otras dos semanas? Y el mayor problema es que... me va a acompañar a la revisión del embarazo'.

Qin Lianyi hizo una mueca al subir al coche de Bai Tingxin.

El coche condujo hasta la entrada del apartamento de Qin Lianyi. Abrió la puerta y estaba a punto de bajar cuando Bai Tingxin de repente extendió la mano para agarrar su muñeca.

"Qué…". Ella lo miró con algo de sorpresa.

"Lianyi, incluso Dios quiere que volvamos a estar juntos, ¿no te parece?". Él sonrió levemente, pero por alguna razón, su rostro se veía pálido. Sin embargo, un destello de luz se podía ver en sus ojos.