Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1798

"¿Oh? Entonces, ¿por qué no entraste?", él preguntó.

Ella puso los ojos en blanco. "Estoy embarazada. Sabes lo ruidoso que puede ser un concierto. ¿Qué pasa si la gente choca conmigo y me aprietan cuando estoy adentro?".

'¿Acaso él no sabe esto, después de acompañarme a muchos conciertos?'.

Sus ojos se suavizaron. "¿Tenías miedo de que el bebé en tu vientre pudiera lastimarse?".

"Yo…". Ella se congeló y no dijo nada más.

La voz de Bai Tingxin volvió a sonar en sus oídos. "Bai Yulai cree que me niego a asumir la responsabilidad después de dejarte embarazada".

"¡Él entendió mal!", dijo ella rápidamente.

"Bueno, entonces, ¿quieres que yo me haga responsable de ti?", preguntó.

Sus ojos se encontraron con los de él, y en ese momento, sintió como si se estuviera ahogando en ellos.

"¿Quieres? ¿Quieres que yo me haga responsable de ti?". Su voz era tan cautivadora que ella quería asentir y decir que sí.

'¡No… no!'.

Ella nunca había querido que él asumiera la responsabilidad de esta manera...

Qin Lianyi sacudió la cabeza, y la presión que sentía a su alrededor se redujo instantáneamente.

Los ojos de Bai Tingxin se atenuaron casi inequívocamente. “¿Significa eso que no quieres casarte conmigo? ¿Prefieres ser regañada por tus padres, y dejar que tu hijo se convierta en un bastardo, que tener algo que ver conmigo?”.

La maldición de sangre sobre él aún no se había levantado. Todavía tenía que someterse a dos sesiones más. Solo podía deshacerse de la maldición de sangre después de soportarla. Si no, moriría.

"¿Pero tú? ¿Quieres que me mantenga vivo y bien?", le preguntó él en un susurro.

"No es necesario que quiera nada. Ahora tienes el control total del Grupo Bai Feng. Con tanta gente protegiéndote, la familia Gao no es una amenaza para ti. Si alguna vez te enfermas, también puedes encontrar a los mejores especialistas para tratarte", dijo Qin Lianyi.

Bai Tingxin todavía preguntó persistentemente: "Solo pregunto si quieres que viva".

Su garganta parecía arder. Qin Lianyi respiró hondo. "Te quiero vivo y sano". Ella nunca había querido que muriera. Lo único que ella quería era que dejaran atrás el pasado y vivieran sus propias vidas.

Una sonrisa surgió de las comisuras de sus labios y se extendió a sus ojos. Por un momento, esos ojos oscuros como de noche brillaban como si estuvieran salpicados de estrellas.

"Está bien. Si quieres que viva, viviré. ¡Me mantendré vivo pase lo que pase!", dijo él mientras envolvía sus brazos alrededor de ella y la abrazaba.