Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1877

"Señora Kang, primero vayamos al hospital. Puede preguntarle usted misma una vez que haya bajado su fiebre", dijo Ling Yiran.

"Está bien... Está bien, ¡yo... yo misma le preguntaré!", murmuró la Señora Kang y se quedó dormida de nuevo.

Ling Yiran y el Viejo Abogado Kang se miraron antes de sacar a la Señora Kang del apartamento.

Sin embargo, tan pronto como salieron del apartamento, los hombres que estaban vigilando a la Señora Kang los detuvieron nuevamente.

"Joven Señora, el Viejo Abogado Kang puede irse cuando quiera, ¡pero el Joven Amo Yi no dijo que la... esposa del Viejo Abogado Kang podía irse!", ellos dijeron.

"Voy a llevar a la esposa de mi mentor al hospital. ¡Fuera del camino!", dijo Ling Yiran.

"Lo siento". No se movieron.

Ling Yiran simplemente siguió caminando.

"¡Joven Señora, no nos ponga las cosas difíciles!", ellos dijeron.

"Saben muy bien que soy la Joven Señora de la familia Yi. Quiero llevármela. Si pasa algo, asumiré la responsabilidad. Pero si siguen bloqueándome, ¡no perdonaré a ninguno de ustedes si algo le sucede a la Señora Kang! ¡Ya verán si cumpliré con mi palabra!”, los amenazó Ling Yiran.

Los hombres se miraron y al final retrocedieron, permitiendo que Ling Yiran y el Viejo Abogado Kang se fueran con la Señora Kang.

Mirando la espalda de los tres, uno de ellos llamó rápidamente al número de teléfono de Yi Jinli. Sin embargo, momentos después, colgó el teléfono con el rostro pálido.

Ya que Jin insistía en que la Señora Kang pagara el precio y fuera a prisión, ¡deberían hacerlo en la Ciudad L, donde su mentor tenía más influencia!

Al escuchar esto, el Viejo Abogado Kang suspiró. Sabía también que lo mejor para ellos era volver a Ciudad L ahora.

"Pero si nos dejas regresar a Ciudad L y Jinli se entera, ustedes dos...", dijo el Viejo Abogado Kang con una mirada de culpa.

Ling Yiran sonrió tranquilizadoramente. "Trataré de hacer que Jin me perdone. No se preocupe".

El coche condujo hacia la autopista de la Ciudad de Shen. Ling Yiran sabía que tenía que darse prisa y hacer que su mentor y su esposa se fueran de la Ciudad de Shen antes de que Jin se despertara.

Ya eran las cuatro de la mañana y el cielo aún estaba oscuro. Apenas había coche en la carretera, pero Ling Yiran no podía relajarse ni por un momento.