Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 190

“Pero no importa cuánto mejoren mis cualificaciones, aún así no seré capaz de captar tu atención, ¿verdad?” preguntó él.

En un instante, pareció que hubieran llenado con algo la boca de Ling Yiran.

Guo Xinli después soltó una risa de autocrítica inmediatamente. “En realidad, antes de que dijeras esas cosas, ya había pensado en cambiar de trabajo. Después de todo, al trabajar en el Centro de Servicios Sanitarios, puedes predecir el resto de tu vida con solo una mirada. Quiero arriesgarme mientras aún no tengo 30 años para darme un desafío mayor”.

¿Un reto? Si a la Ling Yiran de antes se le hubiera dado la opción de una vida desconocida llena de desafíos o una constante que pudiera predecirse completamente con solo una mirada, se temía que hubiera elegido la primera.

Solo después de experimentar tantas cosas supo que la estabilidad era en realidad lo más importante.

Ling Yiran respiró hondo y dijo: “En realidad, lo que te dije ese día, realmente no tienes que preocuparte demasiado. Solo no quería que pasaras más tiempo conmigo. No tengo ese tipo de sentimientos por ti en absoluto, así que no hay forma de que pueda estar contigo”.

Hizo una pausa, luego pronunció cada palabra con claridad: “Si realmente te amara, incluso si estás en el fondo, seguiría eligiendo estar contigo. Pero como no lo hago, incluso si te elevas por encima de las filas, todavía no estaría contigo”.

La desesperación cruzó por el rostro de Guo Xinli antes de sonreír. “¿Así son las cosas? Cuando lo pones de esa manera, es realmente como pensaba… no te juzgué mal. Lo sabía. ¿Cómo puede la persona que me gusta ser tan materialista?”

“¿Entonces, aun renunciaras?" Ling Yiran no quería que él perdiera su trabajo estable por culpa de ella.

“Salir al mundo para intentar dejar mi huella es un deseo que siempre tuve”, dijo Guo Xinli con seriedad. Su expresión no mostraba ira alguna. “Sin importar si puedo o no tener éxito en el futuro, al menos no me arrepentiré en esta vida, ¿cierto?”

Al ver la expresión determinada de Guo Xinli, Ling Yiran supo que ya no serviría de nada hablar con él, así que dijo: “En ese caso… te deseo éxitos”.

“¡Gracias!” él dijo.

Cuando Ling Yiran estaba a punto de irse, Guo Xinli dijo: “Yiran, eres una buena mujer. Es mi desgracia no poder gustarte. Tampoco necesito que te sientas culpable. Mi renuncia no tiene nada que ver contigo. Es solo mi esperanza poder brindar una vida mejor a la persona que amo en el futuro”.

Esta persecución estaba destinada a no tener resultados desde el principio, pero en este momento, Guo Xinli no tenía ningún sentimiento de arrepentimiento.

Esta mujer vivió una vida mucho más accidentada de lo que él realmente pensaba. Ese tipo de altibajos había pocos que pudieran soportarlo, pero ella era como la flor dulce del invierno después de un duro invierno; no importaba lo devastadores que fueran los vientos, al final, su propia fragancia llenaría el aire.

Su belleza llegó inadvertidamente. No era llamativa, pero seguía siendo muy atractiva. Era como si ser tratado con afecto por ella también pudiera calentar el alma.

En realidad, él realmente quería preguntarle si ella ya tenía o no a alguien a quien amaba. Si lo había, ¿quién era la persona que amaba?

Él no sabía por qué, pero cuando esta pregunta estaba en su garganta, ese hombre que conoció antes y que la llamaba "hermana" pasó por su mente.

La actitud de ese hombre hacia ella no parecía que fuera de hermanos. Era como si fueran amantes, sin permitir que otros se involucraran.