Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 2425

Si él ni siquiera tuviera sentimientos tan profundos, entonces... ¿Qué le quedaría?

Era como la condición en la que se encontraba ahora. Incluso si ya no sentía el dolor de no obtener lo que quería, se sentía vacío como si hubiera perdido algo importante.

Cuando Ye Wenming abrió la puerta de la habitación del hotel, vio que las luces de la habitación aún estaban encendidas. Zhuo Qianyun estaba acostada en el sofá, todavía despierta.

"Estás de vuelta", dijo ella. Sin embargo, se sobresaltó cuando vio los moretones en su rostro que había recibido de la pelea. Rápidamente corrió hacia él con una mirada preocupada y preguntó: "¿Qué le pasó a tu cara? ¿Qué pasó? ¿Has... estado bebiendo?".

Tan pronto se acercó a él, el olor a alcohol llegó hasta la punta de su nariz.

Ye Wenming dijo: "Bebí un poco. Vete a la cama primero. Me voy a bañar".

Se acercó al armario, se cambió de ropa y entró en el baño.

El agua tibia cayó sobre él. Además de su rostro, su cuerpo había soportado muchos golpes. Sintió un ligero dolor cuando el agua lo mojó.

'¿Me arrepiento?', se preguntó él de repente.

Lentamente levantó la mano y la presionó contra su corazón. La sensación de vacío en su pecho todavía era tan vívida.

Cuando Ye Wenming salió del baño, vio que Zhuo Qianyun todavía estaba despierta. Estaba sentada en el sofá, esperándolo. Un botiquín estaba en la mesa de café frente a ella.

"Se lo pedí al servicio de habitaciones. Estás herido. Será mejor que te apliques un medicamento", dijo Zhuo Qianyun.

Mientras aplicaba el medicamento, ella dijo: "Debes tener cuidado con tus heridas. No debes dejar que entren en contacto con el agua de inmediato, pero... ya te bañaste. Debes tener más cuidado de ahora en adelante o tus heridas se inflamarán".

Sus dedos untaron el ungüento uniformemente sobre su rostro.

El calor de las yemas de sus dedos parecía penetrar la piel de él y meterse poco a poco en su corazón.

Ye Wenming solo sentía como si estuviera nervioso nuevamente.

En ese momento, sus dedos comenzaron a abrirle la bata. Él volvió a sus sentidos y agarró su mano. "¿Qué estás haciendo?".

"Eh... quiero ver si tienes alguna herida en tu cuerpo. Si las hay, puedo aplicarte el ungüento", dijo ella. Después de todo, su rostro estaba magullado, por lo tanto su cuerpo también debía estar herido.