Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 2690

—No puedo retirar los míos porque son demasiado profundos... —murmuró mientras sus largas pestañas bajaban levemente, oscureciendo a medias esos profundos ojos de fénix, y Keke siguió murmurando en sus pensamientos:

“¿Qué estará pensando? ¿Está pensando en el que ama profundamente? Yan Luochu dijo que Lichen se negó a tener novias para la persona que amaba. Incluso arriesgó su vida para salvarla y... ¡está dispuesto a no casarse nunca! ¿Cuánto ama a esa mujer? ¡Incluso estamos saliendo por... esa mujer!”

—¿Qué pasa? —Su voz sonó de repente.

Zhong Keke se dio cuenta de que había caído en trance al mirarlo. Esos ojos de fénix habían mirado hacia arriba para encontrarse con los de ella.

—N-Nada. Creo que Yan Luochu probablemente ya no me molestará más después de lo que dijiste frente a él —Ella hizo una pausa. Como si recordara algo, dijo apresuradamente—: Yo... sé que lo que dijiste no es cierto. No me amas. No te preocupes... yo... no te malinterpretaré. No lo haré. No te molestaré incluso si nos separamos.

Ansiosamente trató de explicar, pero habló tan rápido que dejó escapar un grito de dolor cuando accidentalmente tiró de su cara hinchada.

—Sé que no me malinterpretaste —Puso sus dedos en sus labios y amortiguó toda su voz—. Necesitas descansar un poco.

Zhong Keke sintió como si sus labios estuvieran en llamas.

Se tumbó en la cama nerviosa, y el calor de sus labios pareció extenderse a su rostro, que probablemente ahora estaba muy rojo. “¿Qué... diablos me está pasando? ¿Por qué mi cara se pone tan caliente debido al dedo de Gu Lichen? ¿Es por... la cara de Gu Lichen? ¡Es tan guapo! Um... Debería ser normal sonrojarse... cuando un hombre guapo presiona sus dedos contra mis labios.”.

Zhong Keke se consoló a sí misma. Luego, cerró los ojos para dejar de mirar a Gu Lichen.

Momentos después, el sonido de una respiración uniforme provino de la persona en la cama del hospital. Era obvio que estaba dormida.

Gu Lichen se sorprendió de que Zhong Keke se durmiera tan pronto.

—Qué... desprevenido —murmuró Gu Lichen.

—Señorita Huo, no hay nada que podamos hacer—dijo el abogado.

—¿Cómo no hay nada que podamos hacer? —Huo Yuejing entró en pánico—. Debería estar bien si puedo pagar la fianza. Además, juro que no dejaré la ciudad.

—Señorita Huo, ha ofendido a la familia Gu —El abogado solo podía ser más explícito.

Huo Yuejing se congeló.

—¿Qué quieres decir?

—La familia Gu le dijo a la policía que manejara todo según las reglas —En otras palabras, si la policía fuera indulgente, ¡estarían en problemas!