Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 2798

Sus finos labios estaban fruncidos. Su indiferencia le incomodó por un momento.

—¿Qué excusa crees que podemos poner? —preguntó fríamente.

—Puede ser que yo insista en divorciarme porque no encajo o que no quiera ser una señora rica que sólo se ocupa de su marido y sus hijos. También podemos decir que no estamos de acuerdo el uno con el otro. Nuestro amor perdió su realidad, así que decidimos divorciarnos. O... O tal vez me casé contigo para que me donaras tu hígado. Como logré mi objetivo, me divorcié de ti.

Cada instancia de ella hacía que su rostro se viera más sombrío. Ella tendría que asumir la culpa si usaba sus excusas.

—¿Tanto quieres divorciarte de mí que te calumniarás a ti mismo? —Ye Wenming frunció el ceño y preguntó con tristeza.

Zhuo Qianyun se congeló.

—Divorciémonos de todos modos. Si yo soy el malhechor, a la familia Ye y a ti os costará un daño mínimo, ¿no?

Sí, le costaría un daño mínimo, ¡pero no le gustaba oír eso de ella!

—Zhuo Qianyun, sabes que te vas a divorciar de mí de todas formas, ¿así que puedes soportar fingir una relación amorosa conmigo? —Se levantó y caminó hacia ella. De repente, se inclinó hacia delante, con las manos apoyadas en los brazos de su silla.

Ella sintió al instante una oleada de presión que la abrumaba. Su gesto la hizo parecer como si estuviera atrapada entre sus brazos. Sus ojos estaban casi a la altura de los de él. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir fácilmente la respiración del otro.

Zhuo Qianyun la miró fijamente a la cara justo delante de ella.

Comparado con entonces, ahora parecía más pálido y delgado. Parecía un poco enfermo.

Todo se debía a que le había donado su hígado.

—¿Por qué no puedo aceptarlo? —preguntó en voz baja.

Sin embargo, su calma sólo hizo que a ella le escocieran los ojos.

Su rostro se cerró sobre el de ella y sus labios casi se apretaron contra los suyos.

—Zhuo Qianyun, ¿todavía podrías atraparle si fueras otro hombre?

Zhuo Qianyun frunció el ceño.

—¿Estás siendo poco razonable? —Esa suposición simplemente no existía.

—Ya que has dicho que puedes aceptarlo, nos mudaremos juntos a partir de mañana. Prepararé una casa en la ciudad de Shen. Tú decides si los niños y su madre se van a vivir juntos —dijo mientras se enderezaba y le dirigía una mirada condescendiente.

Ella se sorprendió.

—¿Quieres vivir en Ciudad Shen? —Ella pensaba que sólo iba a estar aquí unos días.

—Sí, me quedaré en Ciudad Shen hasta que nos divorciemos —respondió él, dedicándole una mirada significativa. Luego apartó la mirada—. Prepárate.