Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 340

Anteriormente, en ese día, Yi Jinli no dejaría la Residencia Yi aunque fuera de noche. Ni siquiera si había un gran evento. Él pasaba la noche en la tablilla espiritual de su padre, diciéndose a sí mismo que no debía repetir los errores de su padre.

Eso continuó año tras año.

Sin embargo, ¡esa noche fue diferente!

...

Ling Yiran fue sacada del hospital por Yi Jinli.

Un coche negro se detuvo frente al hospital. Después de subirse al coche, Ling Yiran todavía sentía como si estuviera soñando.

Ella pensó que esa noche iba a ser su pesadilla, pero ella no esperaba que él apareciera.

"¿Tienes miedo?", preguntó él mientras ponía su mano sobre la de ella, la cual todavía estaba temblando incluso en ese momento.

Ling Yiran se mordió el labio inferior y asintió con la cabeza. Sí, ¿ella cómo podría no tener miedo? Era como si su destino estuviera completamente en manos de otra persona, y todas sus luchas eran tan impotentes.

Era como si la palabra de otra persona podía determinar su vida y su muerte.

"Es mi culpa", dijo Yi Jinli. "No pensé que el viejo te tocaría. No puedo creer que esté más impaciente de lo que yo pensaba e incluso elegiría este día".

Ella estaba un poco aturdida. "¿Qué tiene de especial… hoy?".

Sin embargo, el rostro de él cambió un poco cuando ella hizo esa pregunta. Él frunció sus labios delgados y sus hermosos ojos profundos la miraban como si él fuera a tragarla.

La atmósfera en el coche de repente se volvió depresiva.

Por la noche, ella estaba acostada en la cama, dando vueltas y vueltas por alguna razón. Ella no podía dormir.

Yi Jinli caminando hacia las escaleras le atormentaba la mente. ¿A dónde... iba? ¿No iba a regresar a su habitación? Ella sintió que él era un poco diferente esa noche de lo que solía ser.

Ella se sentó y miró con vacilación a la puerta entre sus habitaciones.

Ella solo tenía que empujar la puerta para abrirla y sabría si él había vuelto a su habitación, pero...

¡Deja de ser curiosa! ¡La curiosidad mató al gato! ¡No debería haber ninguna curiosidad por un hombre como Yi Jinli!

Ella seguía diciéndose eso para sí misma en su mente, pero su mano no pudo evitar empujar la puerta para abrirla.

Estaba oscuro y ella miró alrededor de la habitación con la luz de su habitación. Como era de esperar, no había nadie allí.