Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 627

Todo lo imposible era posible gracias a él.

"¿No siempre quisiste que se revirtiera? ¿Por qué estás callada?". Su silencio le hizo preguntar.

"¿Son esas pruebas... realmente suficientes para revertir el caso? ¿Pueden... darme la verdad?", murmuró Ling Yiran.

La verdad... Los ojos de Yi Jinli parpadearon un poco inadvertidamente. "Sí, no será un problema. ¡Créeme!".

Se le llenaron los ojos de lágrimas y sollozó mientras decía: "¡Gracias, Jin!".

Él quedó momentáneamente desconcertado por sus lágrimas. Rápidamente tomó un pañuelo para secar sus lágrimas. "No llores. No te ayudé a encontrar pruebas y revertir el caso solo para verte llorar".

Sus lágrimas solo le hacían sentir punzadas tras punzadas de dolor en su corazón.

Sin embargo, lloró aún más fuerte. Era como si todos estos años de sufrimiento que habían sido reprimidos por este error judicial se liberaran en este momento.

Ling Yiran sostuvo al hombre con fuerza en sus brazos, llorando fuertemente.

"Ah... Ah... Ah...". ¡Cuánta queja y dolor se mostraba a través de su llanto mientras ella parecía aliviarse de ello!

Yi Jinli bajó la cabeza con una mirada mixta en sus ojos. Al mirar a la persona en sus brazos, sintió que su camisa se mojaba gradualmente. Sabía que eran sus lágrimas.

Su corazón también palpitaba de dolor.

Él podía limpiar su nombre, pero no importaba lo poderoso que fuera y cuánto dinero tuviera, no podía devolverle los años que ella había perdido.

Si hubiera sabido que él se habría enamorado de ella y tan profundamente también, nunca le habría permitido sufrir ninguna injusticia.

"Les dije a todos los demás que se fueran. No puedo tener a todos los demás cerca si sigues llorando así", dijo Yi Jinli.

Ling Yiran se avergonzó al instante. No esperaba perder el control de sus emociones y romper a llorar tan fuerte.

"Había tantos clientes...". Recordó que cuando llegaron hoy aquí, el restaurante estaba lleno de gente.

"Es solo un asunto menor", él dijo, pasando sus dedos suavemente por su rostro manchado de lágrimas. "¿Terminaste de llorar?".

Ella se mordió un poco el labio y respondió en voz baja.

Él sacó su pañuelo y secó suavemente las marcas de lágrimas en su rostro. "Lo siento". Las dos palabras se le escaparon de la boca.

Él nunca le había dicho estas palabras a nadie más, solo a ella.