Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 666

"¿Y si los malos también te atrapan?". Era la voz de un niño pequeño, pero ella no podía ver su rostro.

"¡No, no lo harán!", replicó la niña de inmediato.

El niño la miró pensativamente sin decir una palabra.

Después de un rato, la niña murmuró: "Si me atrapan, al menos... al menos podemos hacernos compañía. ¡No tengo miedo!".

La niña tomó al niño de la mano con fuerza. El par de brazaletes de plata en su muñeca delgada y clara eran particularmente llamativos.

La niña y el niño corrieron por el accidentado camino de la colina. El niño era muy mimado. Incluso si tenía grandes habilidades motoras, nunca había experimentado una situación como esta.

La niña abrió el camino mientras se tomaban de la mano con fuerza.

De repente, el niño se resbaló y comenzó a caer colina abajo. Debido a la inercia, la niña hizo lo mismo hasta que su cuerpo quedó atrapado en una pequeña rama que crecía en la ladera de la colina. Eso les impidió caerse.

La mano izquierda de la niña todavía sostenía la mano del niño con fuerza. Los pies del niño querían desesperadamente pisar la ladera para que su cuerpo no tuviera que colgar en el aire, pero la pendiente era tan empinada que sus pies apenas podían pararse en ella.

Una mirada de miedo apareció en el rostro del niño, luego el miedo se hizo más y más fuerte mientras temía que la niña que lo tomaba de la mano lo abandonara.

Si ella lo soltaba, fácilmente podría volver a subir la colina, mientras que él caería al fondo.

Al haber nacido en la familia Gu, él había recibido una educación de élite desde la infancia, y su padre nunca había tenido miedo de contarle el lado oscuro de la naturaleza humana. Por lo tanto, él sabía que muchas personas sacrificarían la vida de otros por la suya.

Además, ellos eran desconocidos el uno para el otro. Incluso si ella quería soltar su mano y abandonarlo, era solo... Normal.

'¿Por qué es así? ¿Por qué insiste en ayudarme? ¿Por qué insiste en salvarme?’.

'Yo... ¡Ni siquiera sé su nombre!'.

"¿Cómo... cómo te llamas? Puedes llamarme Chenchen. Mi familia me llama Chenchen...", dijo el niño en un murmullo, queriendo de repente saber su nombre.

Sin embargo, de repente, una piedra que sobresalía sobre la que su pie había luchado por pisar cedió y, de inmediato, se deslizó hacia abajo.

"¡Ah!". El grito del niño fue acompañado por el grito de la niña por ‘Chenchen’.

"¡Chenchen!". Ling Yiran de repente abrió los ojos y saltó de la cama. Ella se sentía como si estuviera empapada en un sudor frío. Su espalda y palmas estaban cubiertas de sudor.