Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 692

"Algo sucedió cuando estaba comprando los libros en la librería. Entonces, me encontré con Gu Lichen", dijo Ling Yiran sin ocultar nada.

Después de todo, ella no quería que nadie más se lo contara y él lo malinterpretara.

Sus ojos se posaron en su rostro. "¿Y entonces qué pasó?".

"La gente me estaba grabando con sus teléfonos y había mucha gente mirando. Gu Lichen me ayudó llevándome en su coche. Él detuvo el coche a unos cientos de metros de la librería y yo salí para encontrarme con Lianyi".

Ella dio una descripción aproximada de lo que había sucedido.

"Jin, no quiero que malinterpretes nada. Dio la casualidad de que Gu Lichen pasó hoy", dijo Ling Yiran.

Si ella se sentía diferente por Gu Lichen, era solo porque sus extraños sueños la habían hecho cuestionarse.

Sus pestañas temblaron un poco, luego él estiró los brazos para abrazarla. "No voy a malinterpretar nada porque sé que soy a quien más amas, ¿verdad?".

"Mmm", respondió ella en voz baja, apoyándose en su pecho y sintiendo la fría temperatura de su cuerpo. "Jin, eres el único que amo. No hay nadie más".

Sus manos que estaban envueltas alrededor de ella se tensaron ligeramente. "Yiran, no debes enamorarte de nadie más. No lo soportaré".

"¿Cómo puede ser?". Ling Yiran sonrió, levantó la barbilla, se puso de puntillas y tomó la iniciativa de besarlo. "¿Crees que hay alguien en el mundo que me ame más que tú?".

"¡No, soy el que más te ama!", él respondió, agarrando la parte de atrás de su cabeza con una mano y besándola con fuerza.

Su beso casi la dejó sin aliento.

Ella no tenía idea de cuánto él la deseaba.

"¿Y qué?", él preguntó con su aliento fragante como una orquídea mientras bajaba la cabeza. Sus labios se acercaron a su oído mientras respiraba suavemente. Sus dedos tiraron de su cabello antes de deslizarse hasta su cuello.

La cara de Ling Yiran se puso más roja de inmediato. Ella sabía lo que él estaba tratando de hacer.

Sus ojos, cejas y la expresión de su rostro parecían tan llenos de tentación ahora que ella no podía apartar los ojos de su rostro.

"Yiran, di que me deseas", él dijo, su voz fría y ronca por la emoción. "Todo lo que tengo eres tú. Di que me deseas, ¿de acuerdo?".

Ella sentía como si se hundiera en sus ojos. Su voz... '¿Cómo podría no desearlo?'.