Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 856

"A mi...a mi de verdad me gustas. Yo... sé que soy inútil. No puedo darte un estilo de vida lujoso, pero puedo acompañarte todos los días. Puedo hacer todo lo que pueda para protegerte. Si nunca lo intentas, ¿cómo sabes que no podrás desarrollar sentimientos por mí sin importar cuánto tiempo eso tome?".

Él estaba tartamudeando. Estaba tan nervioso y a la vez tan serio.

La nariz de Ling Yiran se sintió un poco adolorida. Resultaba que había alguien quien gustaba mucho de ella.

No era por ninguna otra razón. Él simplemente la respetaba sin importar cuán desamparada ella estuviera.

Ella no lo apartó. Su abrazo se sintió muy, muy cálido.

¡Fue debido a esta calidez que ella esperaba que él algún día pudiera conocer a una mujer que realmente lo amara!

"Guo Xinli, gracias por gustar de mí, pero incluso ahora, que me estás abrazando, no siento nada por ti. ¿Crees que es necesario intentarlo?", ella dijo.

A sus oídos llegó el sonido de la respiración silenciosa de él.

...

Un coche negro estaba estacionado no muy lejos. El hombre que estaba adentro miró a la pareja abrazándose en el coche de adelante mientras sus manos se apretaban en su regazo...

...

La noche era oscura.

Ling Yiran ya estaba dormida en su cama en la silenciosa habitación, pero la lámpara junto a su cama estaba encendida.

Desde que se fue de la Residencia Yi, ella volvió a dormir con la luz encendida.

La tenue luz iluminaba su rostro, haciendo que su rostro dormido pareciera sereno y gentil.

De repente, la puerta del apartamento se abrió con delicadeza. Una figura entró en la casa y cerró la puerta detrás de él.

La luz cayó sobre su cuerpo, reflejando la penumbra en su rostro.

Sin embargo, la mujer dormida no respondió.

Yi Jinli se quedó mirando a Ling Yiran dormida. Después de un largo rato, él se inclinó sobre su mejilla como si quisiera verla más de cerca.

"No me agradan los otros hombres, ¿de acuerdo?", él murmuró.

Él fue quien la había echado. Él fue el que quiso terminar con ella, y él fue el que quería dejar de amarla. Sin embargo, él no podía aceptar verla tener tanta intimidad con otros hombres.

Él tenía sentimientos encontrados.

Mientras tanto, ella todavía estaba profundamente dormida.

Su línea de visión se movió desde sus ojos hasta el puente de la nariz, los labios... Casi incontrolablemente, él se acercaba cada vez más a ella, tratando de inhalar su aroma.

"Um...". Sus rosados ​​y tiernos labios se abrieron inconscientemente, murmurando algo en sus sueños. Eso fue como una mecha que hizo temblar a Yi Jinli de repente.