Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 957

"Si no tiene más preguntas, entonces me iré", dijo Ling Yiran mientras caminaba hacia la puerta de la sala de conferencias.

Sin embargo, antes de que su mano tocara la manija de la puerta, Gu Lichen la agarró.

"Ling Yiran, ¿tienes que ignorarme de esta manera?". Había una nota de impaciencia en su voz que usualmente era tranquila.

Gu Lichen sintió una extraña sensación de ansiedad, una que ni siquiera podía articular.

Ling Yiran miró fijamente el apuesto rostro frente a ella. Sus delicados rasgos le recordaban a otra cara en miniatura.

En el bosque, el niño con esa cara la había abrazado una vez cuando ella estaba exhausta de cargarlo. "Seré muy amable contigo. Te compraré muchos vestidos. Te llevaré a comer mucha comida deliciosa. ¡Te protegeré mejor que nadie!".

Ella no se lo tomó muy en serio en ese momento. Después de todo, muchos niños olvidaban lo que decían al día siguiente.

Luego ella se olvidó de él y de sus recuerdos compartidos después de tener fiebre.

¡Ella no sabía que él la había estado buscando durante tantos años! Su obsesión era más profunda de lo que ella jamás había imaginado.

Solo que ahora, su obsesión era con Hua Lifang.

‘En cuanto a mí... he optado por no decir nada’.

Él no era quien ella amaba. Si él cambiaba su obsesión hacia ella, entonces solo habría más confusión. Puede que no sea bueno para él.

Ling Yiran no dijo nada, pero la forma en que lo miró hizo que Gu Lichen sintiera una punzada en el corazón.

'Si no hubiera perdido mis recuerdos de él por culpa de esa fiebre alta y si lo hubiera conocido antes de enamorarme de Yi Jinli, entonces lo habría recordado todo...

‘¡Entonces tal vez nos hubiéramos reconocido!’.

'Sin embargo, ahora...'.

Ling Yiran abrió los ojos y apartó la mano de Gu Lichen de la de ella. "Señor Gu, debería recordar lo que dijo en la colina. ¡Somos desconocidos desde el momento que bajamos de la colina!".

Gu Lichen se estremeció de inmediato.

Él pensó que podía hacerlo, pero ahora le resultaba muy difícil tratarla como a una extraña.