Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 974

Su corazón estaba latiendo violentamente por la expresión de sus ojos. ¡Era como si su cuerpo, corazón y sangre le dijeran lo mucho que ella significaba para él!

Los latidos de su corazón eran tan claros.

Paso a paso, él caminó hacia la figura. Solo quería estar más cerca de ella. Solo quería ver esos ojos más claros y dejar que su figura se reflejara en esos orbes serenos.

Gu Lichen finalmente llegó hasta donde estaba Ling Yiran, y al momento siguiente, extendió las manos para agarrar a la persona que tenía frente a él.

Ling Yiran se sorprendió. No esperaba que Gu Lichen la abrazara en público tan repentinamente. Él la estaba abrazando con tanta fuerza que ella no podía liberarse.

"Gu Lichen, sueltame", gritó Ling Yiran.

"No te soltaré. ¡Esta vez, no te dejaré ir!", él murmuró, apretando un poco más sus brazos. Era como si fuera a incrustarla a su cuerpo.

Solo abrazándola así el miedo que sintió antes podría calmarse lentamente, y su corazón vacío se sintió como si se estuviera llenando de nuevo.

Durante todo este tiempo, él pensó que ella se parecía a lo que imaginaba se vería la niña cuando creciera. Pensó que, dado que ella no era la que él estaba buscando, él fácilmente podría tratarla como a una extraña y dejar de preocuparse por ella.

Pensó que incluso si ella se golpeaba la cabeza, sangraba y caía frente a él, él podía permanecer indiferente.

Sin embargo, no fue hasta esa noche en el banquete cuando vio su delgada figura de pie durante tanto tiempo y verla cojeando cuando se iba que su corazón comenzó a latir.

Después, él la vio a ella y a Jinli juntos de nuevo. Fue a su oficina a buscarla, y cuando vio que estaba en peligro, ni siquiera lo pensó dos veces antes de correr hacia ella.

'¿Soltarla? ¿Cómo podría soltarla de nuevo? La dejé ir una y otra vez por Jinli. Esta vez... debo seguir los deseos de mi corazón'.

"Ling Yiran, te lo dije. No te soltaré porque...". Él hizo una pausa, luego dijo esas dos palabras, las dos palabras que nunca le había dicho a nadie más: "Te amo".

'Si, la amo. ¡Me he enamorado, tan profundamente enamorado!'.

Ling Yiran estaba en trance, pensando que lo había escuchado mal.

"¿Qué... qué dijiste?", ella preguntó, sorprendida.

Él repitió: "¡Te amo! Por lo tanto, mientras viva, nunca más te dejaré ir". En lugar de la frialdad habitual, su voz estaba llena de profundo anhelo.