Mason llegó a mi casa justo a tiempo. Se veía muy guapo con su camisa clara de botones y sus pantalones. Su pelo rubio arenoso estaba peinado a un lado en su habitual estilo de supermán.
Mason me sonrió, con un ligero rubor rosa tiñendo sus mejillas: "¡Vaya, te ves muy bien Lola!, ¡Tú también Breyona!".
Nos metimos en el coche de Breyona y salimos rumbo al Club Neblina. Ese club se encontraba justo fuera del territorio de la manada. Una ciudad entera estaba fuera de los límites. Aunque no se nos prohibía entrar en la ciudad, se esperaba que nos comportáramos lo mejor posible. La ciudad estaba llena de humanos y ninguno conocía la existencia de nuestra especie.
Debido a la proximidad del Club Neblina con nuestra manada, muchos licántropos frecuentaban el club. El encargado del bar, el portero y el dueño eran todos licántropos, lo que nos permitía beber casi a cualquier edad. La regla de los 21 años no se aplicaba nunca a los licántropos. Hacía falta demasiado para que sintiéramos los efectos del alcohol, lo que hacía inútil esa regla.
El Club Neblina no había cambiado nada en mi ausencia. El brillante letrero en cursiva parpadeaba con el ritmo de la estruendosa música. El suelo de afuera prácticamente vibraba por el sonido del bajo que se escuchaba en el interior.
Miré a mi alrededor pensando en la última vez que había estado aquí. Era el decimoctavo cumpleaños de Tyler y todo mi mundo se había derrumbado en tan solo una hora. Esta vez sería diferente. Ni Tyler, ni corazones rotos esta noche.
Aunque me sentía locamente atraída físicamente por el Alfa Asher, agradecía que mi corazón no estuviera en juego. No podría soportar encariñarme con otro Alfa, sólo para darme cuenta de que no era su pareja predestinada.
Breyona, Mason y yo nos acercamos a la puerta principal del club. Estaba situada en una calle muy concurrida, y mucha gente hacía cola para tener la oportunidad de entrar.
Breyona le murmuró al portero: "El Alfa Asher te manda saludos”.
La frase era una especie de código. Permitía al portero saber a quién dejar entrar primero, sin revelar nada importante.
El musculoso portero asintió, haciéndonos un gesto para que pasaramos: "Adelante señorita".
Tras colocar un sello brillante en la parte superior de nuestras manos, nos dejaron entrar al club.
Cada cierto tiempo, el interior del Club Neblina cambiaba. Esta vez, unas cortinas de satín negro colgaban sobre la entrada, rozando suavemente mi piel cuando las atravesábamos.
En su interior, el club estaba iluminado por luces danzantes de color púrpura y verde que le daba una sensación de maldad. El color me recordaba al veneno.
Las luces moradas y verdes parpadeaban, resaltando los cuerpos que se movían en la pista de baile.
El aire estaba impregnado de perfume, sudor y a la lujuria general que acompaña a unas cuantas bebidas fuertes.
"¿Quieres bailar?", gritó Breyona por encima de la música, mientras sus ojos pasaban de una persona a otra.
Negué con la cabeza y grite: "¡Primero voy a tomar una copa!".
Breyona asintió: "¡Bien pensado!".
Ella y Mason me siguieron hasta la barra. La barra era de un material de obsidiana brillante que se extendía a lo largo de una de las paredes. Había innumerables botellas de alcohol esparcidas en el fondo. Tres personas diferentes dirigían la barra, todas iban atendiendo de persona en persona.
Un camarero alto nos sonrió a Breyona y a mí, ignorando a propósito a Mason: "¿Qué puedo ofrecerles, señoritas?".
No se podía negar, el camarero era guapo. Alto y delgado, con toques de músculo en los brazos. Su pelo negro le caía sobre la frente, con una raya verde brillante que le recorría el costado.
"Un Malibú, con hielo", grité por encima de la música. Breyona pidió una bebida de frutas y Mason,algún tipo de cerveza.
"Empezando fuerte, ya veo", Breyona sonrió.
Me encogí de hombros diciendo: "De todos modos, no es como que pueda emborracharme”.
Aunque se tardaba una eternidad emborracharse, todavía podíamos ganar algo con el alcohol. Personalmente, el alcohol me hacía sentir cómoda y un poco más relajada.
"¿Identificación?" Preguntó el camarero, pero clavó los ojos en el sello brillante de nuestras manos.
La confusión pasó por toda mi cara y Breyona se giró para hablarme al oído.
"Los sellos especiales les permiten saber que eres mayor de 21 años". Breyona me susurró mientras reía.
El camarero preparó nuestras bebidas rápidamente y las puso delante de nosotros, dirigiéndose después a la persona que seguía en la fila.
"Este club se está yendo a la deriva si ya dejan entrar a la basura". Una voz familiar y nasal dijo en tono burlón.
"Yo le enseñaré a ella la basura". Maya gruñó, con ganas de volver a enfrentarse a ella.
Chelsea pasó junto a Breyona y a mí, y su sirviente de pelo oscuro la siguió.
El vestido de Chelsea no dejaba nada a la imaginación. Era extremadamente escotado y, de alguna manera, se las arreglaba para cubrir su trasero. No sólo era brillante, sino que era de un tono rosa de pepto-bismol. Además llevaba un par de tacones plateados y un fajín que decía "Cumpleañera", y el estilo de Chelsea estaba completo.
"Tal vez ella logre encontrar a su pareja esta noche y se aleje del Alfa Asher". Breyona se encogió de hombros, dándome un codazo.
Tomé un gran trago de mi bebida, haciendo una mueca mientras el alcohol quemaba mi garganta.
"Lo dudo". Hice una mueca: "Si tanto quiere ser Luna, no le importará si es su pareja o no".
Breyona se estremeció: "Luna Chelsea".
"No me pongas esas ideas en la cabeza". Me estremecí igual que ella.
Los tres lo dimos todo en la pista de baile, el olor a aerosol corporal y sudor era mucho más fuerte.
Aunque estaba segura de que me faltaba habilidad, no soy de esas personas que odian bailar.
Una vez que se alejó entre la multitud, me di cuenta de que ni siquiera sabía su nombre.
La música ensordecedora y las luces parpadeantes me confundían de una manera que no estaba disfrutando. Pasé por delante de la multitud que bailaba y me dirigí de nuevo a la barra. No pude ver a Breyona por ninguna parte, pero Mason estaba sentado en la barra hablando con uno de los camareros.
Mason me lanzó una sonrisa descarada mientras me sentaba a su lado: "¡Oye, te estaba buscando!".
"Sólo estaba bailando". Me reí, pidiendo un agua helada al camarero.
Mason levantó una ceja y tomó un sorbo de su bebida: "¿Bailaste durante más de una hora?".
"¿Una hora?". Fruncí el ceño. No es de extrañar que mi cerebro estuviera tan confundido. Bailé durante más de una hora con sólo una copa de alcohol en mi organismo. Licántropo o humano, eso no era bueno para nadie.
"Sí, una hora". Mason asintió: "Breyona estuvo por aquí buscándote hace poco".
"La última vez que vi a Breyona, se fue con un tipo". Me reí, moviendo los ojos de lado a lado.
Después de beber un vaso entero de agua, me sentí un poco mejor. No completamente despejada, pero sí lo suficiente.
"Si hablamos de alguien". Mason sonrió, pero algo en su expresión parecía forzado, "Alfa Asher acaba de estar en el bar".
El sonido del nombre de Asher hizo que Maya se acercara.
"Voto por que lo encontremos". Maya sonrió y olfateó el aire.
"Ahora quieres hablar más alto". Me reí.
"He estado hablando contigo todo este tiempo". Maya puso los ojos en blanco y refunfuñó: "Ni siquiera se me oye con la maldita música".
"De hecho, voy a salir un momento a tomar aire fresco". Le sonreí a Mason: "Si vuelves a ver al Alfa Asher hazle saber a dónde he ido".
"¿Quieres compañía?". Mason frunció el ceño, inclinando la cabeza hacia un lado.
Sacudí la cabeza: "No, estoy bien. Sólo necesito alejarme de la música y las luces por un minuto".
Mason frunció el ceño y dijo: "No te alejes demasiado del club".
Le di un codazo suavemente.
"No lo haré, señor". Puse una mirada seria en mi rostro, pero al ver la sonrisa descarada de Mason se formó una sonrisa en la mía.

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