Siete años después, New York University
La fiesta de fraternidad estaba en todo su apogeo, chicos de primer año tratando de encajar, otros solo estaban ahí por obligación y había algunas que ya tenían aires de popularidad.
Los más antiguos no apartaban la vista de los nuevos, buscando nuevos potenciales para la fraternidad y había buen material, como ningún otro año había de donde escoger y eso los emocionaba. Entre más chicos populares, más fiestas, más locuras y más chicas.
―Como es tradición. ―Uno de los más antiguos llamó la atención de todos. ―Este año estaremos escogiendo a dos chicos. ―Agrandó la sonrisa. ―Lo sé, cada año ingresamos a uno, pero este año debo admitir que los nuevos están arrasando y captando la atención de todas las chicas y eso es de respeto. ―Señaló a dos entre la multitud. ―Tahiel y Aluhe Nukak, ustedes están siendo el alma de la fiesta, ¿Quieren pasar aquí?
―No he nacido para seguir a nadie. ―Tahiel poca atención le prestó y eso le dio más popularidad entre los alcoholizados jóvenes. ―Si llego a unirme a una fraternidad, es porque el trono me pertenecerá. ―Al chico no le gustó para nada la altanería de Tahiel.
―¿Crees que puedes venir aquí y pasar a reinar de una vez? —Preguntó burlón. ―Esto no es el pre kínder, niño, esto es de hombres y cada lugar se gana.
―Bien. ―Tahiel dejó la cerveza de lado. ―Dime a quién debo retar para pelear ese trono. ―El chico rubio agrandó mucho más la sonrisa, realmente lo quería cerca, pues sería un buen miembro para el equipo de futbol americano, pero no se dejaría hablar así.
―A mí nadie me gana, soy el mejor de todo el campus, por algo soy el líder. ―Aseguró con arrogancia.
―Bueno, tus juegos tus reglas, yo aceptaré lo que desees. ―El chico frunció el ceño.
―Vamos, Troy, ¿Te dejarás así sin más? ―Gritó uno desde la multitud. ―Demuestra por qué eres el líder. ―Troy agrandó la sonrisa.
―¿Lo ves? Me aman, ¿Quieres arriesgar tu reputación a solo un día de haber estado aquí? ―Enarcó la ceja.
―Ya lo dije, yo nací para ser rey. ―Tahiel se paró firme.
―Yo que tú no lo haría. ―Le advirtió Aluhe. ―Créeme, es muy mala idea. ―Al ver que el rubio no le hacía caso, simplemente se encogió de hombros y los dejó estar.
Tres horas, eso bastó para que Tahiel se ganara el respeto y el amor de todos, no solo ganó los retos, sino que humilló a su contrincante al dejarlo realmente borracho y golpeado. Huilén simplemente negó al ver como su hermano se regocijaba de que había ganado.
―¡Deja de tocarlo! ―Valentina, la chica más popular del segundo año y quien es deseada por todos, pero que, sin embargo, no le hace caso a nadie, tiró del pelo de la chica. ―¿En serio? ― Le reclamó al pelinegro de ojos celestes y sonrisa de patán. ―¡Solo un día aquí, Tahiel! ―Le gritó muerta de celos.
―Siempre hay una debilidad. ―Río uno de los chicos.
―Y siempre es una mujer, ¡No te avergüences amigo! Tienes a toda una fiera. ―Todos rieron, saben lo que es Valentina y lo dura que puede llegar a ser.
―Cállate la boca Ryan, o de lo contrario te meteré el pie hasta la garganta y la entrada no será por la boca. ―Todos iniciaron a gritar, aplaudir y reír.
―¿Puedes tranquilizarte, esposa? ―Su chulería la superó.
―Vete a la mierd4, Tahiel. ―Lo empujó y salió de ahí.
Sabía que él llamaría la atención, estaba consciente de que muchas de las mujeres se interesarían él, pero verlo en directo simplemente la enloqueció. Tahiel al pasar de los años se ha convertido en un chulito que sabe lo que es y tiene, para él todo es broma y ama que las mujeres se babeen por él, pero más ama ser un desastre y un chico problemas.
―Esposa…
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