Cuando Denis se quedó pasmada, Joaquín extendió una mano y le frotó la cabeza, -Está bien, voy a pedir para llevar.-
Hasta que llegó la comida para llevar, Denis todavía estaba aturdida... Y miró cautelosamente a Joaquín que estaba de pie frente a la ventana, era la primera vez que supo que Joaquín también sabía acceder con la opinión de otros.
Cuando estaban comiendo, Joaquín obligó a Denis a comerse otro medio plato más.
-¿Por qué no tomas la sopa? ¿No está bien?-
Desde que empezaron a comer, no la vio tomar ningún sorbo de sopa.
Así que le sirvió un cuenco y se lo puso enfrente.
Pero vio que esa mujer vacilaba y no se lo tomaba.
Hasta que la instó demasiado, entonces ella cogió el cuenco pequeño a regañadientes, luego cogió la cuchara y empezó a tomarse la sopa poco a poco.
Pero…
Joaquín miró de un lado a otro entre ella y el cuenco que tenía en la mano. Después de mirarlo por un rato, entendió lo que estaba pasando. Así que le arrebató el cuenco y la cuchara de las manos, y sin mucho esfuerzo sacó todas las cebollas verdes que flotaban en la sopa. Luego el cuenco de sopa fue devuelto silenciosamente a la mano de Denis.
Mientras la miraba en silencio, Denis se sintió nerviosa y se apresuró a tomar la sopa, ni siquiera utilizó la cuchara porque estaba deseando esconder su cabeza en el cuenco.
-Si no te gusta algo, tienes que decirlo.- dijo el hombre en voz baja.
La mano de Denis que sostenía el cuenco se estremeció por un segundo. Si hubiera sopa aún en el cuenco, se habría derramado en su mano. Luego levantó la cabeza y miró a la persona de enfrente... “No me gustas, ¿puedes dejarme ir?”.
Por eso, ¿decir lo que no le gustaba de verdad serviría de algo?
Bajó la cabeza de nuevo, se mofó en silencio... Solo sentía que él y ella en ese momento eran extremadamente irónicos.
En ese entonces, ella lo amaba locamente, estaba locamente enamorada de él, pero él la odiaba y le molestaba su presencia. Encima después del incidente de Jimena, todavía podían sentarse juntos y almorzar en armonía. Él incluso podía quitarle las cebollas verdes del cuenco después de haberle hecho eso. Parecía como si nunca hubiera un juicio de una muerte entre los dos, ni tampoco esos acontecimientos de amor y odio.
Si la odiaba, ¿por qué hacía estas cosas cariñosas? Esos gestos eran como si estaba demostrando que la amaba mucho, pero si tanto la amaba, ¿por qué fue tan cruel de meterla en la cárcel...? Después de tres años, los sentimientos que sentía en el pasado, gradualmente se fue escondiendo por el miedo y el resentimiento hacia él.
El mejor final para ellos era tomarse como extraños y mantenerse alejados el uno del otro. Al menos, Denis pensaba así.
Toda la tarde después de eso, él se quedó trabajando detrás de su escritorio, y ella estaba leyendo libros en el sofá.
Si no se sabía la relación entre las dos personas, parecía que vivían una vida en armonía.
Al terminar el trabajo, llamaron a la puerta de la oficina. Entonces empezaron a entrar, una tras otra, personas que vestían a la moda, había hombres y mujeres entre ellos.
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