Amante peligroso romance Capítulo 229

El rostro de Mario Soler estaba sombrío.

Se arrepintió.

¡Si no hubiera hecho esa maldita apuesta ese día, si no hubiera ido a ese bar, no se dejaría escapar la noticia de Denis.

Mientras se difundía la noticia, incluso Mario Soler estaba tan lejos como en la provincia Y, con la comunicación muy desarrollada en esta era de internet, una noticia podía llegar a todos rincones el continente .

El asistente se paró con pánico a su espalda.

Mario Soler agarró con fuerza el teléfono y quería matar a la primera persona que extendió la noticia.

Envió un mensaje a su mejor amigo, -Ayúdame a chequear el proyecto de Joaquín García.-

Tenía un mal presentimiento.

¡Como se predijo!

-El Grupo García está actualmente dirigido por Lázaro Martín, y Joaquín probablemente no esté en la Ciudad S en este momento.-

¡Pum!

El puño cerrado de Mario Soler se golpeó directamente contra la mesa de café de vidrio.

De repente, la mesa de café se convirtió en escoria de vidrio.

-Jefe, su mano está sangrando.-

El asistente detrás de quería llamar la ambulancia.

-¡Vete!-gritó el hombre en voz baja, -¡Fuera!-

Si hubiera sabido que sería así, nunca habría ido al escenario del bar. Incluso si perdiera la apuesta, incluso si ella realmente lo alejara, incluso si ... se alejara de ella, sería mejor que apareciera de nuevo a la vista del público. ¡Ahora bien que ya ha expuesta bajo los ojos de todos!

Lo que más odiaba Mario Soler de sí mismo era que sabía muy claramente que ella llevaba una vida sin olas, ¡pero esta paz se vería perturbada!

Bajó las escaleras y miró hacia adelante. Casi sin pensar, sabía que la mujer debía estar en esa silla de rayas de bambú, tomando el sol.

Cielo azul y agua cristal, flores y pájaros, saboreando té bajo el sol ... El tiempo parecía parado, la escena era más hermosa y pacífica que cualquiera pintura de los mejores pintores que había creado.

Sin embargo, ¡no habría más!

-Posadera.- Mario se acercó.

La mujer lo ignoró.

Si aquella noche todavía no hubiera entendido su voluntad sobre él, entonces lo pensaría unos días más. Siempre llegaría el momento en que la entendiera bien.

-¡Posadera!- Mario la llamó con voz más alta.

La mujer simplemente fingía que no lo oyó, fingiendo dormirse.

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