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Amor arrepentido contigo romance Capítulo 17

Rebeca no podía parar de llorar como una niña abandonada por su mamá y Alvaro la jaló hacia sus brazos.

—Rebeca, no estás sola. No lo estarás. Tranquilízate, ¿de acuerdo?

-No la dejes tener tu bebé, por favor -suplicó Rebeca con los ojos hinchados de tanto llorar—, Alvi, no la dejes, por favor. ¿Quieres que me muera? -Sonaba determinada, pero la mirada de Alvaro se puso furiosa.

—¡Rebeca, detente!

Rebeca le dio un empujón, tomó un cuchillo para las frutas y cortó su muñeca. Sus acciones fueron rápidas. Alvaro y yo no teníamos ¡dea de que fuera a llegar a ese extremo. El hombre entró en pánico y la cargó para llevarla a la sala de emergencias. Rebeca se aferró a la barandilla de la cama, negándose a soltarse. Lo miró con intención y repitió: —¡No la dejes tener el bebé!

Yo estaba impactada.

«¿Por qué está tan determinada?»

Antes de que Alvaro pudiera responder, hablé:

-Rebeca, no te preocupes. No voy a... -Pausé y tomé un gran respiro para controlar el dolor- ¡No voy a tener al bebé!

-¡Samara! -gritó Alvaro, enojado.

—¡Si no la envías a la sala de emergencias, puede morir! ¡Imagina lo mal que te vas a sentir! -repliqué con tono amargo. Alvaro frunció los labios y me miró con ojos serios antes de irse con Rebeca en sus brazos. Me quedé sola en el cuarto. El charco de sangre en el piso, el cual le pertenecía a Rebeca, era claramente obvio. Mi fiebre había disminuido, pero los doctores dijeron que me iban a inyectar otro suero intravenoso. No estaba de ánimos para quedarme y salí sola del hospital. Luego de una noche de fuertes lluvias, el aire olía refrescante. No regresé al chalé y me fui directo al Corporativo Ayala. En la recepción de la empresa, la recepcionista se acercó a mí.

-Claro -respondió luego de una pausa-, Dime a qué hora y en dónde.

-Te enviaré los detalles más tarde. -Llegué a mi destino y colgué para enviarle los detalles por mensaje de texto.

Luego, entré al baño para retocar mi maquillaje antes de regresar a mi oficina. Había estado casada con Alvaro por dos años y no pude hacer que se enamorara de mí, pero logré un éxito considerable en el trabajo. Ya no era una trabajadora sin experiencia sino capaz de enfrentar varios problemas. En mi oficina, estaba una mujer vestida de forma elegante sentada en el sofá, leyendo algo en su teléfono. Toqué dos veces a la puerta media abierta y entré.

-Señora Lara, lamento haberla hecho esperar. El tráfico estaba horrible. -La saludé con una sonrisa y Marta se levantó al verme.

-No se preocupe. Yo también acabo de llegar. -Estaba sonriendo de forma grata. Luego de una pequeña charla, Marta fue directo al grano—. Señorita Ayala, lamento molestarla en su trabajo, pero usted sabe que Caleb firmó contrato con el Corporativo Ayala, ¿cierto? Sin embargo, como pasó esta cosa tan horrible, ¿nos podría ayudar a convencer al señor Ayala a retrasar la culminación del contrato? Eso nos ayudará a Caleb y a mí a darnos un respiro.

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