Una semana más tarde.
El Centro de Ventas de Villa Río Estrella, en la ciudad A.
Ángela miraba detenidamente el modelo de la casa.
El vendedor la miró con interés, preguntando, "¿Qué tipo de casa está buscando?"
Ángela: "¿Tiene alguna grande aún disponible?"
Al vendedor le brillaron los ojos al responder, "¡Sí! Aún nos queda una. Pero es bastante grande, más de seiscientos metros cuadrados... Es un poco más cara, así que..."
Ángela: "Si pago ahora mismo, ¿podría mudarme de inmediato?"
El vendedor asintió rápidamente, "¡Sí! Todas nuestras villas están completamente amuebladas. Solo necesita traer sus pertenencias".
Ángela: "Bien, calcule cuánto sería en total".
Vendedor: "En total serían cuatro millones de dólares. Aunque el precio es un poco alto, en nuestra urbanización solo nos queda esa casa grande. Si piensa que el precio es..."
Ángela miró hacia un lado.
Begoña sostenía a su hija Rita en brazos, quien estaba dormida. Necesitaban encontrar un lugar donde vivir.
Ángela miró al vendedor y dijo, "Muéstreme la casa".
El vendedor rápidamente la llevó a ver la casa.
En un instante, solo quedaron Begoña y los dos niños en el centro de ventas.
La niña dormía en los brazos de Begoña, mientras que el niño permanecía a su lado, con una mirada cautelosa en sus ojos.
Él llevaba una gorra, una camiseta blanca, y vaqueros grises y zapatillas deportivas.
Sus rasgos eran atractivos y bonitos, parecía un príncipe sacado de un cómic.
Una vendedora se acercó y le ofreció dos chocolates.
"¿Cuántos años tienes, pequeño?"
Ian Romero: "......"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor, Guerra&Mi Marido Vegetativo