Cuando Norberto entró, ni siquiera se molestó en tocar la puerta.
Abrió la puerta de la oficina.
Stuardo, al escuchar el ruido, colgó el teléfono de inmediato.
“¡Ejem, ejem! Stuardo, acabo de darme cuenta que, por error te envié una foto de Ángela...” dijo Norberto, fingiendo preocupación.
Stuardo lo miró: “Podrías decir que fue a propósito, no te haría nada”.
Norberto rio avergonzado: “Borja dijo que Ángela había perdido mucho peso, que parecía que tenía una enfermedad grave. No le creí, así que me envió una foto de ella.”
Stuardo: “Veo que te estás riendo mucho, supongo que ella no está enferma.”
Norberto se quedó congelado: “Eh... al parecer está a dieta. Es tan dura consigo misma, hay tantos métodos para perder peso y eligió la dieta. ¿No es médica? ¿No sabe que las dietas no son saludables? Me parece muy irracional... como cuando intentó matarte, me impactó mucho".
La calma en el rostro de Stuardo desapareció.
Dejó los papeles que tenía en la mano: “Si te preocupa tanto, ¿por qué no te vas a trabajar a Romero Internacional CO?"
Norberto: “¡Olvídalo! ¡No dije nada! Vine a hablar de negocios. Esta tarde tengo que salir temprano del trabajo. Van a tener una cena, iré a comer.”
Stuardo: “¿Desde cuándo tienes que informarme de tu horario de trabajo?”
Norberto: “Bueno, ¿quieres venir a cenar? Borja dijo que habrá muchas mujeres bonitas...”
Stuardo: “¡Lárgate!”
Norberto se fue rápidamente.
Después de cerrar la puerta de la oficina, Stuardo abrió su teléfono, la foto de Ángela apareció en la pantalla.
Aumentó el tamaño de la foto, mirando la brillante sonrisa en el rostro de Ángela.
En la foto, ella le recordaba a la primera vez que se conocieron - inocente, pura.
Hacía mucho tiempo que no la veía tan relajada y feliz, no era así cuando estaba con él.
“No me gusta que hables de ella porque estás del lado de Stuardo.” Tania se excusó, “Ángela no quiere tener nada que ver con Stuardo. No importa si está a dieta o lo que sea, ¡no tiene nada que ver contigo!”
Borja suspiró: “¡Está bien! Solo me preocupa que parezca que se va a desmayar en cualquier momento. Pregunto tanto porque me preocupa su salud.”
“¡Lo sé! Pero ella ya no es una niña, no necesita que nadie le diga qué hacer. Si se desmaya, la llevaremos al hospital y ya.”
Borja: “...”
Después del almuerzo, Tania llamó a todos para ir a la playa.
La villa se quedó tranquila, Ángela durmió hasta la tarde.
Fue Tania quien le llevó la cena, Ángela se despertó atraída por el olor de la comida.
"Ángela, te compré una sopa de champiñones porcini. Mi mamá decía que cuando estaba embarazada de mí, no podía comer otra cosa más que esta sopa." Tania puso la sopa de champiñones porcini en la pequeña mesa de té de la habitación, y con un tono de preocupación, dijo, "Me duele verte sufrir tanto con el embarazo. ¿Cuánto tiempo más antes de que te sientas bien otra vez?"
Ángela se levantó de la cama.

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