Todo en el sueño era vago y todos sus pensamientos se habían vuelto caóticos. Todo estaba desordenado por las emociones subjetivas en su memoria.
Theodore miró la taza de agua junto a la cama durante un muy largo rato, pero su visión se estaba volviendo borrosa. Escuchó una voz familiar junto a su oído, "Theodore, ¿Te encuentras bien?"
Su cuerpo fue atraído casi incontrolablemente por esta voz. Se dio la vuelta para mover su cuerpo hacia el de la otra persona.
La mujer debajo de él también se movió hacía él. Le acarició el pecho, le desabrochó la camisa que poco a poco se le cayó. La hebilla del cinturón voló por los aires, emitiendo un nítido sonido metálico.
Con un 'clang', Theodore de repente abrió los ojos y vio a la mujer que estaba debajo de él. Ella está con poca ropa y su par de ojos lúcidos estaban llenos de un deseo ardiente.
Su mente se quedó en blanco en un instante. Se dio la vuelta y se sentó sin siquiera pensar en ello.
En este momento, el finísimo rostro de Josephine se sonrojó y sus ojos se llenaron de niebla. Miró a Theodore, dando a conocer un poco de timidez y anticipación que solo una niña podría tener. "Theodore..."
Él se llevó la mano a la frente y cerró los ojos, obligándose a tomar todo con calma. Sin embargo, se dio cuenta de que su cuerpo estaba inusualmente caliente. Esta definitivamente no era una reacción solamente por tomar un poco de alcohol.
Alguna persona lo había drogado.
Hace siete años, se había hecho cargo del Grupo Godfrey. Hasta ahora, pasó de ser un simple miembro que no sabía nada a un hombre que ahora controlaba el futuro de todo el Grupo Godfrey. ¿Qué tipo de situaciones difíciles no había experimentado?
"¿Qué me has hecho?" Los ojos de Theodore se oscurecieron cuando miró a la mujer que yacía en la cama.
Josephine se sorprendió mucho por un momento, su rostro se lleno de inocencia. "¿Qué es lo que dices?"
"¿Qué le pusiste a la copa de vino que me diste?"
"Yo no le he puesto nada..." Josephine se mordió el labio y se negó a admitirlo.
Cuando su amiga le dio la droga, dijo que el efecto de esta sustancia era fuerte y de acción rápida. Mientras estuvieran en la misma habitación, serían absolutamente capaces de tener sexo durante la noche.
Mirando la hora que era, no era el mejor momento para que la droga hiciera efecto. Josephine estaba demasiado ansiosa, por lo que se apresuró a llegar temprano.
Theodore quiso decir algo, pero le dolía tanto la cabeza que se le había nublado la vista. El rostro gentil y elegante de Josephine se distorsionaba y, al final, coincidió con el rostro en su memoria del que no podía dejar de pensar en el.
Su cuerpo se sentía cada vez más caliente.
Al darse cuenta de que Theodore estaba actuando de manera extraña, Josephine se volvió más atrevida. Apretando los dientes, se acercó a Theodore y respiró sobre su hombro desde atrás: "Theodore, ya pronto nos vamos a casar. He estado esperando este día...".
Había pocos hombres en el mundo que pudieran resistir a la tentación de una mujer, y especialmente cuando se encontraban bajo los efectos de una droga.
Solo quedaba una minúscula pizca de racionalidad en la mente de Theodore. Sin dudarlo, empujó a Josephine, salió de la cama y salió por la puerta sin siquiera voltear a ver atrás.
"¡Theodore!" Josephine cayó sobre la cama y se tambaleó. Ella se dio la vuelta y trató de detenerlo, pero el hombre ya se había ido sin voltearla a ver, golpeando la puerta fuertemente.
Josephine se puso muy furiosa, tanto que tiró la almohada al suelo. Apretó las sábanas debajo de ella, y su rostro se llenó de humillación y falta de voluntad.
¿Tendría que pasar su vida sola después del matrimonio? Entonces, ¿Cuál era la diferencia entre su matrimonio y uno por conveniencia?
Al mismo tiempo, en el pasillo del hotel, el hombre que estaba en la alfombra se tambaleaba cada vez más.
Después de que la droga hizo efecto en su cuerpo, la sangre que corría sobre sus venas parecía estar hirviendo, y cada nervio saltaba de emoción...
A lo lejos, vio una figura familiar deslizando la tarjeta de una habitación. Theodore inmediatamente se quedó congelado en el acto.
Everleigh bebió mucho vino y su cabeza se sentía un poco mareada. Afortunadamente, Christopher la conocía bien. Sabía que ella no era buena bebedora y que tenía poca tolerancia al alcohol. Después de eso, cuando algunos parientes y amigos vinieron para beber un poco junto a ella, él los empujó a todos. Luego, la instó a subir y descansar un rato, y después de eso, la recogería cuando terminara el banquete.
"¿En qué mes?"
Theodore se negó a rendirse y siguió preguntando por más detalles.
"Diciembre", respondió Everleigh rápidamente, e incluso agregó en pequeño detalle: "El día de Navidad".
En la Navidad de hace siete años, ya llevaba seis meses de embarazo. Con una gran barriga, Christopher la arrastró a la oficina del notario para registrar su matrimonio. Juraron que estarían juntos para siempre en la notaría de Maniville. Después de retirarse de ahí, uno fue al laboratorio y el otro a la discoteca. Nadie se lo tomó en serio.
Theodore, naturalmente, no iba a escuchar los detalles de Everleigh. En su mente, que ella se casara en Navidad fue otro fuerte golpe para él.
La fiesta favorita de Everleigh era la Navidad. Una vez dijo que si algún día se llagaba a casar, debía obtener el certificado de matrimonio junto con su amado en Navidad.
"¿Así que tus hijos son de Christopher?" Las venas rojas en sus ojos se extendieron salvajemente, mirándola en la sombra con ojos sedientos de sangre.
La muñeca de Everleigh estaba casi entumecida por el dolor. "Eso no te incumbe. Suéltame y déjame ir".
"¿Que no me incumbe?" Los ojos de Theodore parecían estar cubiertos con una capa de escarcha en diciembre. Golpeó su puño contra la puerta. El viento del golpe pasó junto al oído de Everleigh, haciendo que su rostro se pusiera pálido. Cerró los ojos abruptamente.
Con un golpe, hubo un zumbido en sus oídos.
Pronto, sangre fresca fluyó por los cristales de la puerta blanca que había golpeado. Fue un espectáculo impactante para la vista de los demás.
La expresión de Everleigh cambió, y cuando levantó su mirada, se notaba pánico en sus ojos. "¡Tú estás demente!"
Los labios finos y fríos de Theodore temblaron ligeramente. La sangre de sus venas parecía haber estado empapada de magma, hirviendo de rabia. Ni siquiera se detuvo a pensar en ello, mientras se inclinaba para besar los labios de la mujer.

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