Amor profundo escondido de él romance Capítulo 66

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—¿Qué sucede ahora? —Dijo Lucas, el mayordomo, frunciendo el ceño.

—La sopa que preparó la enfermera estaba demasiado caliente —Respondió James, el asistente.

—¿En serio?

—¿Cómo se le puede haber pasado? —El asistente negó con la cabeza y frunció el ceño. —Le he repetido muchísimas veces que la temperatura de la comida del joven maestro Xavier debe ser precisa. Si algo vuelve a estar minimamente mal, el joven maestro se pondrá de mal humor.

Tan pronto como terminó de decir eso, un fuerte estruendo vino desde el interior, seguido de otra serie de golpes.

—Está bien, llama al señor Theodore y pídele que venga —Dijo Lucas, dando un suspiro exasperado—. El joven maestro Xavier tiene que comer, de una forma u otra.

—Sí, señor.

Después de que el asistente se fue, Lucas caminó hacia la puerta del dormitorio y tocó. —Joven maestro Xavier, soy yo.

No hubo respuesta. Lucas no entró, pero a través de la rendija de la puerta, pudo ver, a penas, una figura en la cabecera de la cama vestida con un pijama negro. Era extremadamente delgado y bajo aquella luz, su rostro estaba un poco pálido.

—Hemos despedido a la enfermera por su paupérrimo desempeño. Encontraré otra enseguida; una con la que estará contento. No se preocupe que no es bueno para su salud.

—Eh... ¿A quién le importa si no tengo buena salud? —Le llegó la pregunta entre toces.

—Joven maestro Xavier, por favor, no diga eso; sus padres y hermano se preocupan mucho por usted y le envían todo tipo de regalos.

Xavier resopló con frialdad. —¿Qué? ¿Le importo? Si realmente se preocupa por mí, ¿Por qué no vino a visitarme ni una vez después del accidente?

—No se altere. Vino antes, pero recuerde que fue usted quien se negó a dejarlo entrar o verlo. ¿Estoy en lo correcto?

—¡Solo esa vez! Solo vino esa vez que no lo dejé entrar y nunca volvió —El hombre en la habitación de repente se emocionó—. Sé que no quiere a nuestra familia. ¡Solo quiere vivir con esa mujer!

Xavier empezó a divagar sobre el pasado, algo a lo que Lucas ya estaba acostumbrado. Solo cuando terminó de gritar, Jacob decidió hablar. —Joven maestro Xavier, le pediré a la cocina que le prepare algunos platos nuevos.

Cerró la puerta finalizando la conversación y se hizo el silencio afuera.

Admirando la gran casa de tres pisos, magnífica y llena de sirvientes, hasta un anciano como él se sentía solo, qué podría esperar de un muchacho de 20 años.

El mayordomo miró hacia la puerta del dormitorio, suspiró en silencio y luego bajó las escaleras.

En este momento, un automóvil negro se movía a paso constante por las calles de Ocpeace; el rostro de un hombre se perfilaba en el espejo retrovisor.

—Ve a la casa de Xavier —Theodore le ordenó al conductor.

—Sí, señor Godfrey.

—¿Otra vez el señor Xavier no quiere comer? —Preguntó Moses desde el asiento del acompañante, algo intranquilo.

Theodore asintió levemente y frunció el ceño. —Continúa por favor.

Justo antes de que contestara el teléfono, Moses le estaba informando sobre la verdadera razón por la que Everleigh había estado suspendida durante tanto tiempo del hospital.

—Bien, alguien le dijo al director que no querían que la doctora Trevino siguiera trabajando en el hospital, por lo que el proyecto quedó en suspenso por un largo tiempo.

—¿Quién fue?

Moses vaciló por un momento antes de escupir tres palabras. —La señorita Bailey.

Las pupilas de Theodore se contrajeron ligeramente y una pizca de disgusto brilló en sus ojos.

No le gustaban las personas que se pasaban de listas y menos aún las que interfirieran en sus asuntos. Justamente, había decidido casarse con Josephine porque sabía cómo comportarse, pero no debía interferir en esto.

—Señor Godfrey, si presiona al señor Lawson, definitivamente dejará que la doctora Trevino regrese.

—No hay necesidad.