Aventura Amorosa romance Capítulo 530

Al escuchar las palabras de Fionna, Alda se rió.

—¿No es una broma? Si tiene tanta conciencia como tú, no te atacaría. Fionita, ¿sabes por qué todos piensan que eres su enemigo? Es porque la única persona a la que Eric quiere es a ti, y sólo alejándote de Eric los demás pueden tener una oportunidad.

Alda tenía razón. Empezó por el amor. Gloria, Teresa, incluso Lorena estaban celosas de Fionna que podía tener el amor de Eric. Debido a los celos, creció el odio y consideraron a Fionna como un enemigo. Y estas personas se vengarían y por eso Fionna sufría.

—Tiene sentido. ¿Eric realmente me ama como ellos creen?

Fionna le preguntó a Alda. Podía sentir que Eric la amaba. Pero no estaba segura de cuán profundo era el amor y si era el único amor, por la chica de la foto, porque Eric defendía a Teresa una y otra vez.

—Si no te quiere, ¿cómo vas a tener problemas?

Alda miró a Fionna sin comprender,

—Quiero que tengas cuidado. No podemos evitar que Teresa te cree problemas. Sólo puedes tener cuidado y protegerte.

—Lo sé. Tendré cuidado. Sabes, en realidad me alegro de que sea Teresa quien se meta conmigo. Al menos ella no es tan cruel como Gloria. Ella era tímida y un poco amable, así que no me matará. Si ella hiciera algo como Gloria, no sería capaz de soportarlo.

—Eres muy optimista. En realidad, no entiendo por qué tienes una tolerancia ciega? ¿Por qué no atacas? Es como una guerra entre tú y Teresa. La defensa es importante en una guerra, pero no puede ganar, y mucho menos detener la guerra. Hay que aprender a atacar para conseguir las cosas.

Alda intentó persuadir a Fionna, quiso que tomara la iniciativa y en poco tiempo solucionó el problema. Era la única manera de disminuir su peligro.

En cuanto terminó sus palabras, Fionna se echó a reír.

—¿No estás exagerando demasiado? Incluso lo has comparado con una guerra.

Fionna se rió, pero sintió que Alda era razonable. Pero no era un tiempo de guerra, el ataque activo sólo podía hacer más enemigos y el odio más profundo. Ya que si nadie te tenía miedo, nadie se iba a rendir, y nadie iba a dar nada bueno. Después de todo, la gente era egoísta.

Los dos hablaron y pronto pasó el tiempo. El hombre que esperaban llegó abajo. Deivid fue el primero en llegar. No encontró el coche de Isidora, así que había estado esperando abajo. Cuando Isidora llegó, subieron juntos.

Las dos personas del ascensor estaban en silencio. Deivid intentó hablar varias veces, Isidora lo evitó con su lenguaje corporal. Se dirigieron a la puerta y Isidora se detuvo,

—Se lo diré a Fionita e intentaré que no se preocupe. Digamos que aún no creemos que nuestra relación sea la adecuada para el otro y seguiremos como amigos.

Isidora tuvo que decírselo a Deivid por adelantado, para que Fionna no tuviera una carga.

—De acuerdo.

Tras escuchar la respuesta de Deivid, Isidora extendió la mano y llamó al timbre.

—¿Has reservado tu vuelo?

Deivid aprovechó el momento y preguntó a Isidora.

—Sí.

Mientras Isidora respondía, y antes de que Deivid le preguntara qué día volaría, vieron a Eric salir del ascensor.

En cuanto los alcanzó, la puerta se abrió.

—¿Subieron juntos?

Fionna se sintió sorprendida de que tres personas se hubieran reunido.

—Estábamos aquí primero, y tu marido se encontró con nosotros en la puerta.

Entonces todos entraron y se sentaron en el sofá.

—Alda, estamos todos aquí. Di lo que quieras.

Fionna había sentido curiosidad, no podía esperar ya que todos estaban allí.

—Lo diré...

Antes de que Alda y Isidora dijeran una palabra, Deivid se adelantó. Era un hombre, debía asumir la responsabilidad. Se lo había prometido a Isidora, pero sentía que debía ser él quien lo dijera.

Isidora miró a Deivid con sorpresa, pero no hizo ningún ruido para detenerlo.

—Fionita, Eric, lo que quiero decir es sobre mí y Isidora. Lo intentamos, pero no funcionó. Así que hemos roto.

No era la primera vez que Deivid decía la palabra romper, pero sólo esta vez sintió su corazón con gran dolor.

Fionna se quedó paralizada un momento y volvió a mirar a Eric y luego a Alda y Isidora. Después de mirarlos, estaba segura de que Deivid no estaba bromeando.

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