Capítulo 21
Serena frunció el ceño y habló con frialdad, “¡Ella solo tiene los escritos, pero yo tengo el cerebro!”
Serena recuperaria la gloria robada por Celina, poco a poco.
“Serenita, eres una genio del diseño, esta vez en la competencia finalmente volverás a destacar.” Rocio tenia los ojos llorosos de emoción.
Serena apretó su mano con fuerza.
“Después tendrás que ocuparte de elaborar tus diseños, ¿qué tal si hoy nos damos una vuelta por el centro?” Rocio propuso con ilusión.
Serena negó con la cabeza, “Quiero ir a una exhibición de joyas.”
Las mujeres ambiciosas eran aterradoras. Pero Rocio, con una sonrisa astuta, aceptó, “Está bien!”
Ella condujo hacia el centro de la ciudad hasta que el auto se detuvo frente al imponente edificio de Joyas Imperiales. Serena se quedó atónita, “¿Por qué me traes a la empresa de mi archienemigo?”
Rocio, con sus ojos de enamorada, burbujeó, “¿No tenemos que congraciarnos con el Sr. Navarro? Primero vamos a conocerlo. Desde que dijiste que era increiblemente hermoso, no he podido resistirme. Hoy hay una exhibición de joyas en este lugar y se rumorea que el director Navarro aparecerá al mediodia. Tú miras las joyas y yo veo que tan hermoso es en realidad.”
Serena estaba furiosa, “¿Cómo puedes tener un flechazo con mi enemigo mortal, es eso justo para mi?”
“No saques conclusiones precipitadas, quizá tú también babees por él en un rato.”
En medio de la conversación, una fila de autos de lujo se detuvo debajo del majestuoso edificio. En el centro, la puerta de un Rolls-Royce se abrió paso. Las puertas se abrieron y las largas piernas del hombre se desplegaron con firmeza
Ajustó los botones de su traje y sus movimientos eran fríos y elegantes, su perfil era una verdadera obra maestra.
La mirada de Serena se fijó involuntariamente en ese rostro, tan impresionante como la primera vez que lo vio en el club, incomparablemente encantador.
Innumerables mujeres que se habían acercado a mirar lanzaban gritos de emoción, mientras los guardias de seguridad manejaban a la multitud, las cejas del hombre se fruncian ligeramente.
Rocio, loca por los rostros hermosos, gritaba más fuerte que nadie, “Dios mío, ya estoy embarazada de este hombre! ¡Es guapísimo! Serenita, sostenme
La palabra ‘Serenita’ hizo que el hombre se detuviera bruscamente, y su mirada profunda y oscura se plantó en ellas.
Serena observó a su archienemigo a unos metros de distancia y murmuro con desden, “No es tan guapo, ¡mi falso marido es más atractivo!”
La mirada evaluadora del hombre de repente se curvo ligeramente.
“¿En serio? ¿Tu falso marido es más hermosos que el Sr. Navarro?”
Serena evaluó la alta estatura de su enemigo. Aunque nunca había visto el verdadero rostro de N, comentó, “Parece que son casi de la misma altura!”
¿Solo porque tienen la misma altura dices que son igual de hermoso?” Rocio rodó los ojos.
“No solo la altura, ahora que lo miro, su fisico y su aura también son similares…
Serena fijó su mirada en el hombre, y de repente se quedó en silencio, algo no encajaba.
¿Por qué N, su archlenemigo se parecian tanto a este hombre?
El hombre ya habla entrado a la empresa protegido por sus guardaespaldas. Serena, incapaz de resistirse, se abrió paso entre la multitud, decidida a seguirlo y descubrir qué estaba pasando.
Aprovechó el caos y se escondió detrás de un guardia de seguridad, siguiendo sigilosamente al hombre hasta el vestibulo de la empresa.
De repente, frente al ascensor exclusivo del director, el hombre dio grandes pasos para entrar.
Sin embargo, Serena fue detenida a tiempo por un guardia de seguridad, “Señorita, qué está haciendo entrando sin permiso en nuestra empresa, ¿qué pretende hacer?”
“Yo…” Serena vio cómo las puertas del ascensor se cerraban rápidamente y, en un momento de inspiración, gritó, “N! ¿Qué estás haciendo aquí?”
Pero su archienemigo que estaba de espaldas a ella dentro del ascensor no se giró.
“N! Serena lo llamó de nuevo, tentativamente.
Sin embargo, el hombre seguia sin mostrar ninguna reacción.
Serena observó cómo el ascensor ascendía y suspiro aliviada. Se dio un golpecito en la frente. Su archienemigo no había reaccionado al nombre “N’, definitivamente no podian ser la misma persona.
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