Batalla del destino romance Capítulo 1590

Incluso el sol perdió su brillo frente a ese sable. Su aura era una que envolvía todo el cielo y la tierra. Los expertos de la tribu Xiao estaban todos consternados.

No era solo el aura de ese sable lo que era impactante. La parte más aterradora de ello era que contenía una voluntad de romper las restricciones del cielo y la tierra. Frente a esa voluntad, cualquiera se sentiría como una hormiga.

¡BOOM!

La imagen del sable y la imagen de la lanza chocaron, y el espacio emitió un sonido extraño, un sonido como si algo se estuviera rompiendo. Después de eso, descendió una presión aterradora que hizo que las expresiones de todos cambiaran.

El poder de Lu Chen y Xiao Gu ya había superado el límite de lo que la barrera podía tolerar. Sus auras rompieron las formaciones y avanzaron. Cualquier discípulo Xiantian sería aplastado directamente por ello.

Fue en este momento que dos de los Ancianos de la tribu Xiao tomaron medidas. Runas parpadearon a la existencia, formando una enorme barrera alrededor de todos.

Los vientos huracanados silbaron pasando la barrera. Los vientos eran como cuchillas, y todos se retorcían cada vez que chocaban contra la barrera.

Los dos que habían formado esta defensa eran expertos Ancestros. Sin embargo, ni siquiera ellos pudieron bloquear el sonido penetrante de ese ataque.

El polvo se dispersó, revelando a Lu Chen de pie con su sable descansando en su hombro. Su anillo divino seguía detrás de él, haciéndolo parecer un dios que supervisaba el resto del mundo.

Había una gran garganta frente a él, y al final de esa garganta estaba Xiao Gu que estaba subiendo miserablemente, vomitando sangre salvajemente. Su lanza había sido completamente destruida.

Todos estaban en silencio, nunca habían esperado que alguien tan poderoso como Xiao Gu fuera derrotado tan limpiamente.

Desde el principio, Lu Chen solo había usado dos movimientos. El primer movimiento había suprimido a Xiao Gu, y el segundo movimiento lo había derrotado. Todo había sucedido tan rápidamente que parecía que ni siquiera había comenzado antes de que hubiera terminado.