Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1029

“Presidente, los directores han abandonado el despacho del Vicepresidente Fang”.

Song Yao se acercó a Fang Yuchen y le informó de la situación de Fang Yiming.

Fang Yuchen se giró para mirarle y enarcó una ceja. “¿Cómo reaccionó Fang Yiming?”.

“Los directores parecían descontentos. Fang Yiming debe estar furioso”.

“¿Furioso?”. Fang Yuchen sonrió. “No creo que esté simplemente furioso si sabe lo que va a pasar”.

“¿Qué hacemos ahora, Presidente?”.

“Dejar que la policía continúe con sus investigaciones. Deberían hacer un arresto en dos días”.

“¿Vamos a obtener una conclusión sobre el incendio del almacén?”. Song Yao se emocionó.

“Mm. Vigila de cerca a Yuan Qingsong en los próximos días. No dejes que se encuentre con Fang Yiming o con mi Tío Mayor”.

Song Yao asintió. “De acuerdo, lo vigilaré”.

“Gracias”, dijo Fang Yuchen con una sonrisa.

“Ni lo mencione. Es mi deber”.

Song Yao fue entrenado personalmente por el Viejo Fang, y también fue asignado personalmente a Fang Yuchen por el Viejo Fang para consolidar su posición en el Grupo Fang.

Por eso, Fang Yuchen estaba muy agradecido por su ayuda.

“Si no hay nada más, iré a realizar mis deberes”.

Song Yao le asintió a Fang Yuchen, luego se dio la vuelta y se fue.

Fang Yuchen se giró y miró al cielo por la ventana. En su mirada había una pizca de determinación.

Pasara lo que pasara, tenía que hacer que Fang Yiming pagara el precio de sus acciones.

...

Ese día, Jin Fengchen recibió una invitación de unos amigos. Le preguntó a Jiang Sese si quería acompañarla.

Jiang Sese aceptó inmediatamente. Si Jin Fengchen quería llevarla, tenía que ser una situación apropiada para mostrarse en público.

Esa noche, se puso un maquillaje sencillo y salió con Jin Fengchen.

La reunión era en un salón privado de un hotel de cinco estrellas. Oyeron una voz cordial en cuanto entraron en la habitación. “¿No está usted siempre ocupado, Presidente Jin?”.

Jiang Sese miró hacia la dirección de la que procedía la voz y se dio cuenta de que conocía a los invitados.

Yun Moheng, Ji Dongtang y Jing Liuyue.

Todos ellos eran buenos amigos de Jin Fengchen.

Los había conocido en la fiesta de cumpleaños del Viejo Fang.

“Me saltaré las presentaciones, ya que todos se conocen”, dijo Jin Fengchen con una sonrisa.

Mientras lo decía, sus amigos se presentaron de todos modos.

Tras la ronda de presentaciones, Jiang Sese sonrió y les saludó: “Encantada de conocerlos”.

“Hermano, ¿por qué estás libre para unirte a la fiesta con la cuñada esta noche?”, preguntó Yun Moheng con una sonrisa.

Jin Fengcheng se giró para mirar a Jiang Sese y una sonrisa ambigua apareció en su rostro. “¿Me creerías si te dijera que los echo de menos a todos?”.

“¡No!”. Los tres dijeron al unísono.

Jiang Sese sonrió al ver eso.

“¿Cómo ibas a echarnos de menos?”. Jing Liuyue hizo un mohín de incredulidad.

Jin Fengchen asintió con la cabeza. “Estoy diciendo la verdad”.

Ji Dongtang levantó la ceja con curiosidad. “Eres muy sincero. No te andas con rodeos”.

“No es el primer día que lo conoces”. Yun Moheng lo miró, y luego se giró para mirar a Jin Fengchen con los ojos entrecerrados. “Creo que tiene alguna razón para reunirse con nosotros esta noche”.

Después de decir eso, incluso Jiang Sese se giró para mirar a Jin Fengchen.

Jin Fengchen guardó silencio durante un rato antes de abrir lentamente la boca. “Hay una cena de caridad mañana por la noche, ¿verdad?”.

Ji Dongtang asintió. “Sí, ¿qué tiene?”.

“¿Vas a ir?”.

Ji Dongtang miró a Jin Fengchen. “¿Estás seguro de que no vas a ir? Es la primera vez que Fengchen nos pide ayuda”.

“Yo...”. Jing Liuyue dudó.

Él no quería ir, pero no era apropiado que se negara.

“No morirás si vas, ¿verdad?”, dijo Yun Moheng.

Jing Liuyue apretó los dientes y asintió. “Bien, iré. Llevaré a una hermosa mujer conmigo”.

Ji Dongtang sonrió. “Eso es. Esperaremos tus buenas noticias”.

“No te preocupes, hermano. Tendré éxito en esta misión”, dijo Jing Liuyue a Jin Fengchen en una rara muestra de seriedad.

Jin Fengchen sonrió. “De acuerdo, buena suerte”.

“¿No es eso pedir demasiado?”, susurró Jiang Sese.

Ella no quería molestar a los demás.

Jin Fengcheng sonrió. “Todos somos amigos. No es demasiado”.

Jing Liuyue escuchó su conversación y rápidamente añadió: “Mi hermano tiene razón, Cuñada. Todos somos amigos. No nos estás imponiendo nada”.

Jiang Sese no esperaba que escuchara su conversación y se avergonzó al instante. “De acuerdo entonces...”.

“Bueno, ya está. Hace tiempo que no nos vemos. Hablemos de otra cosa”, dijo Yun Moheng.

Después de eso, hablaron de varias cosas, desde la economía internacional hasta la vida personal. El ambiente era jovial.

Mientras tanto, Jin Fengchen y Jiang Sese escuchaban y hablaban de vez en cuando.

La reunión terminó a eso de las once.

Jin Fengchen aparcó el coche delante de la casa. Su mirada se tornó amable cuando miró a Jiang Sese, que estaba profundamente dormida. La cargó con cuidado al interior de la casa y subió las escaleras.

Sus ojos rebosaban de amor al contemplar su tranquilo rostro dormido.

Él esperaba que el esfuerzo de Jing Liuyue no fuera en vano.

Se inclinó y plantó un ligero beso en la frente de Jiang Sese antes de salir de la habitación.