Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1116

Mientras tanto, Jiang Sese sacó a Xiaobao del comedor. Como vio lo que ocurría delante de ella, preguntó intencionadamente: “Tiantian, ¿qué estás tratando de que haga tu tío?”.

La repentina voz de Jiang Sese asustó a Tiantian y la hizo saltar. Cuando vio a Jiang Sese caminando hacia ella, se escondió rápidamente y se enterró en el pecho de Fang Yuchen.

Fang Yuchen la cargó y se levantó. Sonrió y dijo: “Ella no me ha pedido nada. La has asustado”.

“Primo, yo soy su madre. La conozco mejor”, dijo Jiang Sese. Dio a entender que no era necesario que encubriera a Tiantian.

Tiantian se dio la vuelta e hizo un puchero. Dijo enfadada: “Solo quería comer unas galletas”.

Al oír eso, Jiang Sese la miró con enfado y le preguntó: “¿Has olvidado cuántas galletas comiste ayer?”.

Tiantian se negó a hablar. Al fin y al cabo, se terminó un plato entero de galletas ella sola.

Cuando Jiang Sese vio cómo Tiantian hinchaba las mejillas y parecía triste, no pudo evitar reírse. “Tiantian, ¿sabías que las galletas te hacen engordar?”.

Tiantian sacudió la cabeza e indicó que no lo sabía.

“Deja que Mami te lo cuente. Las galletas son muy dulces. Si comes demasiado dulce, engordarás fácilmente. Entonces, dejarás de estar adorable”.

Aunque Tiantian todavía era muy pequeña, realmente se preocupaba por su apariencia. Cuando escuchó a su madre decir que engordaría, rápidamente sacudió la cabeza y dijo: “Dejaré de comer. No las comeré más”.

Fang Yuchen se rio y dijo: “Si comes menos, no engordarás”.

Tiantian inclinó la cabeza y lo pensó detenidamente. Dijo: “Entonces solo comeré dos trozos al día. Espera, no. Comeré tres trozos”.

Jiang Sese asintió. “De acuerdo. Puedes comer tres galletas al día. ¿Estás contenta con eso?”.

“¡Está bien!”. Tiantian asintió con fuerza.

Fang Yuchen la dejó en el suelo y dijo: “Ve a jugar con tu hermano. Necesito hablar con tu mami”.

Xiaobao se acercó y cogió la mano de Tiantian al oír a su tío.

“Ven, vamos a jugar con los bloques”.

“Quiero construir una torre muy alta”, dijo Tiantian.

Jiang Sese observó cómo sus dos hijos se dirigían a su área de juego. Jiang Sese retiró la mirada y miró a Fang Yuchen. “Primo, ¿qué pasa?”.

“Gu Nian me llamó. Dijo que Bo Gelian llegaría a Ciudad Jin en los próximos dos días, así que será mejor que no salgas”.

Jiang Sese frunció el ceño. “¿Está loco? ¿Por qué viene a nuestro país?”.

“No se rendirán mientras su patógeno siga por aquí”, dijo preocupado Fang Yuchen. “Organizaré a más gente para que te proteja”.

“Primo. Lamento molestarte”, dijo Jiang Sese, mirándolo con disculpas.

Fang Yuchen fingió estar descontento y preguntó: “¿Por qué dices que lo sientes? ¿Me estás tratando como a un extraño?”.

“No es eso”. Jiang Sese esbozó una sonrisa de impotencia y explicó: “Es que siento que te molesto mucho con mis problemas”.

Fang Yuchen acababa de hacerse cargo del Grupo Fang no hace mucho tiempo. Se suponía que estaba muy ocupado con su trabajo, pero tuvo que retrasar su trabajo debido a sus asuntos.

“Somos una familia. No digas eso”, sonrió suavemente Fang Yuchen y le dijo: “Recuerda. Pase lo que pase, estamos a tu lado”.

Jiang Sese se sintió conmovida y casi empezó a llorar. Intentó forzar una sonrisa y dijo: “Mmm. Lo sé”.

“No pienses demasiado. Primero subiré a cambiarme”, dijo Fang Yuchen.

Jiang Sese asintió. “De acuerdo”.

Jiang Sese lo observó y esperó a que subiera. Después, fue a buscar a sus dos hijos que se divertían jugando.

...

Fang Yuchen se quitó la chaqueta de traje en el momento en que entró en su habitación. Se tocó el bolsillo por hábito y de repente sintió algo duro en él.

Sacó el objeto y vio que era el pequeño juguete que había cogido de la oficina esa misma mañana.

Una sonrisa de impotencia apareció en sus labios. Estaba muy ocupado y lo había olvidado.

Fang Yuchen sacó su teléfono móvil. Recorrió su historial de llamadas y buscó el número de Liang Xinwei. Luego, la llamó directamente.

Cuando llamó, Liang Xinwei estaba ocupada preparando la cena en la cocina.

Liang Xinwei salía del trabajo tarde, así que no llegaba a casa hasta las siete de la noche. Por suerte, Anan era un buen niño. Si se tratara de otro niño, habría cogido una rabieta en cuanto tuviera hambre.

Como Liang Xinwei estaba ocupada cortando verduras, no pudo responder a la llamada. Levantó la voz y gritó: “Anan, ayuda a Mami a ver quién llama. Si es un número desconocido, cuelga”.