Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1156

“De acuerdo, lo entiendo”.

Fang Yuchen colgó la llamada, con una expresión extremadamente solemne.

“¿Qué pasa?”, preguntó Gu Nian.

“Vamos a entrar”.

Nada más al decir esto, Fang Yuchen abrió la puerta y salió del coche.

Gu Nian lo siguió rápidamente y lo alcanzó. Los dos entraron en el restaurante.

“Lo siento, caballeros. No pueden entrar”.

Fueron detenidos tan pronto como pusieron un pie en el restaurante.

Fang Yuchen y Gu Nian se miraron, haciéndose los desconcertados, y preguntaron: “¿Por qué no?”.

“El local está cerrado para un evento privado. Tendrán que buscar otro lugar para cenar”.

“¿Evento privado?”. Gu Nian se mostró sorprendido. “¿Quién es tan rico para reservar todo el local?”.

Fang Yuchen suspiró. “Parece que no tenemos otra opción que irnos. Esperaba comer una buena comida italiana”.

Los dos se dieron la vuelta e intercambiaron miradas, dando a entender que iban a tener que golpear al camarero.

En ese momento, oyeron una voz familiar.

“Un momento”.

Fang Yuchen y Gu Nian vieron hacia la dirección de la voz y sus ojos se abrieron de par en par. ¿Qué estaba haciendo aquí?

Fu Jingyun se acercó, miró a Fang Yuchen y a Gu Nian y luego le dijo al camarero: “Son mis amigos”.

El camarero los miró y preguntó con suspicacia: “¿Son realmente sus amigos, Chef?”.

¡¿Chef?!

¿Cuándo se convirtió en el Chef de este restaurante?

Fang Yuchen y Gu Nian estaban aún más confundidos.

“Sí, ellos son mis amigos. ¿No es cierto, Yuchen, Ah Nian?”. Fu Jingyun les sonrió.

Fang Yuchen y Gu Nian se estremecieron cuando se dirigió a ellos de esa manera.

Fang Yuchen se rio secamente. “Sí, somos amigos. Qué casualidad. No sabíamos que eras el chef de aquí”.

“No llevo mucho tiempo aquí. ¿Quieren comer?”, preguntó Fu Jingyun.

Gu Nian asintió apresuradamente. “Sí, sí, queremos comer algo de comida italiana, pero es una pena que este lugar esté reservado”.

“Está bien. Vengan conmigo”.

Fu Jingyun se dio la vuelta y los condujo al interior.

En ese momento, el camarero se apresuró a exclamar: “Chef, no puede hacer esto. El cliente ya ha dado instrucciones de que no podamos recibir a ningún otro cliente hoy”.

“No son clientes. Son mis amigos”. Fu Jingyun le lanzó una mirada gélida e ignoró sus objeciones. Procedió a conducirlos al interior.

El camarero no tuvo más remedio que dejar pasar el asunto. Fu Jingyun era un chef italiano que había sido invitado personalmente por el propietario para ocupar ese puesto. Gracias a su presencia en los últimos días, el negocio del restaurante había mejorado enormemente.

El camarero no se atrevió a ofenderlo.

“Sese ha llamado para decir que no puede salir”, susurró Fang Yuchen mientras seguía a Fu Jingyun.

Fu Jingyun le devolvió la mirada. “Vamos a disfrazarlos de camareros y les llevaran la comida, luego la rescatan”.

Cuando Gu Nian escuchó esto, sus ojos se iluminaron. “¡Sí, esto podría funcionar!”.

“Les conseguiré unos uniformes de camarero”.

Fu Jingyun les llevó al vestuario y les encontró dos juegos de uniformes. Luego los condujo a la cocina trasera.

...

Cuando Jiang Sese regresó a la sala privada, Lisa se aferró con fuerza a Bo Gelian. Al ver entrar a Jiang Sese, no olvidó lanzarle una mirada triunfal.

Jiang Sese no se preocupó por ella.

Tomó asiento sin pestañear.

Mirando el oscuro cañón, la sonrisa de Fang Yuchen no cambió. “Señor Bo Gelian, ¿cree que todavía está en Italia?”.

La puerta se abrió de golpe y Fu Jingyun entró corriendo con varios hombres.

Mientras Carl y Marcel estaban distraídos, Gu Nian aprovechó la oportunidad y los desarmó rápidamente, tirando las armas a la esquina.

Bo Gelian estaba claramente en desventaja.

Su expresión era hosca mientras sus ojos severos recorrían la sala, posándose finalmente en Jiang Sese. “Sophia, te he subestimado”.

Jiang Sese sonrió y dijo con calma: “Señor Bo Gelian, no asuma que todo está bajo su control, y que todos los demás son tontos”.

Bo Gelian la miró fijamente durante un rato, y de repente se echó a reír. “Sophia, realmente no me has decepcionado”.

Le gustaban las mujeres inteligentes.

Obviamente, Jiang Sese se dio cuenta de que la miraba con admiración.

Lisa vio que Bo Gelian miraba atentamente a Jiang Sese y se disgustó de inmediato. “Bo Gelian, ella no tiene ojos para ti en absoluto. ¿Por qué la miras así?”.

Bo Gelian ignoró su disgusto y se levantó. “Sophia, parece que hoy no es un buen día para hablar. Algún día volveremos a vernos”.

“¿Te vas?”, preguntó Jiang Sese.

Bo Gelian levantó las cejas. “¿Y si no?”.

Jiang Sese se levantó. “No me has dicho dónde está mi marido”.

Bo Gelian miró fijamente a Fang Yuchen y a los demás, y luego se burló. “¿Crees que te lo diré?”.

“No importa. Si no me dices dónde está, no saldrás por esta puerta”.

Bo Gelian se rio. “Sophia, ¿me estás amenazando?”.

Jiang Sese se encogió de hombros con indiferencia: “Hasta un tonto habría entendido mis palabras”.

Al oír esto, Bo Gelian se rio a carcajadas: “Eres muy graciosa, Sophia. Es una pena que ya seas la esposa de otro. Sin embargo...”.

Sin embargo, mientras él la quisiera, no importaba que fuera la esposa de otro.