Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1656

Cuanto más hablaba la niña, más agraviada se ponía. Su llanto y sus sollozos mientras se quejaba hicieron que Jiang Sese se quedara boquiabierta.

Se giró para mirar a Xiaobao y le dijo suavemente pero con severidad: “Xiaobao, ¿cómo pudiste decir eso? Estás equivocado. Si no lo entiende, tienes que ser paciente y explicárselo unas cuantas veces más. Cuanto más feroz seas, más asustada estará. Por supuesto, no lo entiende”.

Xiaobao miró los brillantes ojos negros de la chica y replicó: “Lo que dije es la verdad. Pregúntaselo a ella. ¿Cuántas veces se lo expliqué? Incluso la maestra se lo explicó y repitió muchas veces. Pero ella no lo entiende. Si no es una idiota, ¿qué es?”.

“Además, lo único que hace es llorar. Llora cuando no puede resolver la pregunta y también llora cuando se lo explico. Es tan molesta”.

Xiaobao vio que la niña lo miraba con pena. Su voz se suavizó inconscientemente al sentirse un poco incómodo. Giró la cabeza y dejó de mirarla.

Jiang Sese se sintió un poco impotente.

Se acercó a la niña, sacó un pañuelo, se arrodilló y le secó suavemente las lágrimas. La consoló suavemente: “Ya no llores. Le regañé por ti”.

Los ojos de la niña estaban tan rojos como los de un conejo mientras miraba a Jiang Sese y sollozaba: “Jin Beichen es malo”.

“Sí, es malo. Ya lo sé. Te ayudaré. Lo regañaré y no volverá a acosarte”, la consoló Jiang Sese con una sonrisa.

Después de todo, la niña no era adulta, y cuando oyó que Xiaobao sería reprendido cuando llegara a casa, ya no se sintió agraviada. Sonrió y asintió obedientemente.

“¿Cómo te llamas?”, preguntó suavemente Jiang Sese.

“Me llamo Chu Ning. Por favor, recuérdelo”.

Jiang Sese sonrió. No preguntó nada más y frotó su cabecita. “Muy bien, pequeña Chu Ning. No terminaste tus deberes. ¿Puedes continuar tu lección ahora?”.

Chu Ning dudó. Le robó una mirada a Xiaobao y su boca hizo un puchero como si quisiera llorar de nuevo.

Xiaobao se enfadó al instante, solo quería que dejara de llorar.

En ese momento, Jin Fengchen se adelantó y preguntó en voz baja: “¿Por qué no me dejas que te ayude con los deberes? ¿Está bien?”.

Al no tener que escuchar los regaños de Jin Beichen, los ojos de Chu Ning se iluminaron al instante. Aunque las lágrimas todavía manchaban sus ojos y su cara, ya tenía una dulce sonrisa en su rostro.

“De acuerdo, gracias”, dijo la chica mientras sonreía.

“Los dos son muy guapos. Me agradan”. La niña bajó la cabeza tímidamente.

Jiang Sese se rio. Esta niña le recordaba a su propia hija y sintió calor en su corazón.

Jin Fengchen asintió, acercó una silla y se sentó junto a Chu Ning. Echó un vistazo a la pregunta y luego la explicó con voz suave.

Chu Ning estaba desconcentrada al principio, pero la metódica explicación de Jin Fengchen la atrajo rápidamente y escuchó con mucha atención.

Jiang Sese observó cómo Jin Fengchen bajaba la cabeza y explicaba. Era raro que su voz fuera tan suave y paciente.

Al ponerse el sol, los rayos de sol brillaron en el aula y cayeron sobre el cuerpo de Jin Fengchen, cubriéndole con un suave resplandor cálido, reduciendo la naturaleza indiferente y distante de su yo habitual.

Jiang Sese no pudo evitar quedarse con la mirada perdida.

No podía imaginar que Jin Fengchen pudiera ser tan amable cuando ayudaba a un niño con sus deberes. No era así cuando enseñaba a Xiaobao.

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