Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 926

El corazón tembloroso de Jin Fengchen volvió por fin a la normalidad mientras guardaba con cuidado el resto de la droga para no perderla.

Aunque la droga estaba teniendo un efecto positivo, Jiang Sese no parecía muy contenta.

Ella fruncía el ceño y tenía un aspecto solemne.

Al ver eso, Jin Fengchen pensó un momento y preguntó: “¿Estás preocupada por Fu Jingyun?”.

Jiang Sese no lo negó. “Sí. Ha entrado en ese laboratorio de investigación por mí. Si lo descubren, su vida estará en peligro”.

Aunque Fu Jingyun era parcialmente responsable por la situación en la que se encontraba, si no hubiera salvado a Tiantian y a ella en ese entonces, probablemente no estarían vivas.

Él ahora ha ignorado completamente su propia seguridad y se ha infiltrado en el laboratorio de investigación de Bo Gelian para salvarla.

Si él se pusiera en peligro por su culpa, entonces ella no podría explicárselo a los padres de él. Ella tendría que vivir con esa culpa para siempre.

Jin Fengchen la agarró por los hombros con fuerza, la miró directamente a los ojos y le dijo con claridad: “Fu Jingyun es un hombre inteligente. No arriesgará su seguridad hasta que te encuentre el antídoto”.

Esas palabras le salieron mal.

Jiang Sese estaba a punto de decir algo, pero él presionó sus dedos en los labios de ella.

“Tienes que confiar en él. Él estará bien. No te estreses, ¿está bien?”.

Jiang Sese apretó los labios con fuerza y no habló.

Jin Fengchen continuó: “Chica tonta. Aunque no confíes en él, tienes que confiar en mí. Tengo gente vigilando a Bo Gelian”.

Eso también implicaba que él no dejaría que le pasara algo a Fu Jingyun.

“Gracias, Fengchen”. Jiang Sese rodeó con sus brazos la cintura de Jin Fengchen, apoyó su cabeza en sus hombros y murmuró: “Lo siento por haberte molestado”.

Si ella no se hubiera infectado con el patógeno, ellos no tendrían que arriesgarse por ella una y otra vez, ni preocuparse.

“No es tu culpa”.

Jin Fengchen levantó la mano y acarició su pelo sedoso, su voz era suave y gentil. “No te culpes, no es tu culpa”.

Mientras los dos se abrazaban en silencio, el ambiente que los rodeaba se volvió cálido.

...

La Señora Fu viajó desde lejos, así que Jiang Sese sugirió que se quedara unos días más.

“De acuerdo”. La Señora Fu asintió mientras abrazaba a Tiantian.

La verdad era que ella se resistía a dejar a Tiantian.

“Abuela, dormirás en mi habitación, ¿está bien?”. Tiantian levantó la cabeza y la miró con anticipación.

La Señora Fu le pellizcó las mejillas cariñosamente y dijo: “Claro”.

Al ver la interacción entre ellas, los ojos de Jiang Sese se iluminaron mientras sonreía.

La Señora Jin estaba muy contenta de que la Señora Fu se quedara. Ella pasaba la mayor parte de sus días en casa cultivando el jardín y leyendo, lo cual era bastante aburrido. Se alegraba de tener una compañera para charlar.

Especialmente desde que descubrieron que la familia Fu había salvado a Sese y Tiantian. La Señora y el Amo Jin estaban muy agradecidos y querían recompensar a la Señora Fu de varias maneras.

Sin embargo, todas fueron rechazadas por la Señora Fu.

“Sese es como mi hija y Tiantian es como una nieta para mí. Estoy feliz de que estén a salvo”. La Señora Fu miró con cariño a Jiang Sese y Tiantian.

Su afecto hacia ellas se reflejaba claramente en su rostro.

La Señora y el Amo Jin se miraron, y entonces la Señora Jin sugirió: “¿Te gustaría que Sese te te llevara a pasear durante tu estancia en Ciudad Jin?”.

La Señora Fu miró a Sese: “¿Podrías, Sese?”.

Sese sonrió y dijo: “Por supuesto”.

La Señora Fu le devolvió la sonrisa. “Entonces tendré que molestarte”.

Durante los siguientes días, Jiang Sese llevó a la Señora Fu a hacer turismo, sin embargo, el tiempo volaba cuando uno se divertía. Cinco días pasaron rápidamente y llegó la hora de que la Señora Fu tenía que regresar a Francia.

“Abuela, no te vayas”. Tiantian se colgó del cuello de la Señora Fu mientras las lágrimas caían por su cara, provocando la angustia de la Señora Fu.

Los ojos de la Señora Fu estaban rojos, mientras limpiaba las lágrimas de Tiantian y le decía: “El Abuelo se siente muy solo en casa. Abuela tiene que volver para acompañarlo”.