Anastasia arregló su cabello despeinado, la mano quedó marcada y roja en su cara bonita.
- ¡Deshágase de ellas!—le dijo a Fernanda.
-Soy la madrastra de Anastasia y tengo asuntos privados que arreglar con ella.—expresó Noemí.
-No me importa quienes sean. Esto es una compañía, no el patio de su casa. Si se rehúsan a irse, llamaré a la policía.-Fernanda no le dio importancia a Noemí.
Noemí pensó que podía involucrar a la policía en este asunto, por lo que se llevó a su hija y dijo:
—Vámonos, Erica. Seguiremos con esto después.
Anastasia mordió su labio rojo y dejó salir un suspiro mientras veía al dúo retirarse. En cuanto a los mirones de la oficina, la mayoría de ellos no podían evitar ver a Anastasia con otros ojos. A pesar de su delgada figura, ella era capaz de pelear contra dos personas.
- ¿Qué es lo que ocurre contigo, Anastasia? ¿Cómo es que hay tanta gente que viene contigo a buscarte problemas?-Fernanda y Anastasia estaban fuera de sí por lo que ocurrió recientemente, por lo que ella prometió a su superior.
—Intentaré no traer mis asuntos personales al trabajo.
Anastasia regresó a la oficina y cuando estaba por atar su cabello la línea directa de su teléfono sonó. Ella tomó la llamada.
-¿Diga?
- ¿Te metiste en una pelea de nuevo?-un hombre con una voz gruesa y en tono molesto se escuchó por el teléfono.
Anastasia quedó sin habla.
«¿Cómo es que las noticias llegaron hasta él tan rápido?»
No obstante, luego recordó que las paredes tienen oídos.
-Buenas noticias. Gané.-Anastasia respondió con descaro.
—Y aún tienes el descaro de presumir. Eres madre ahora; es inapropiado que pelees todo el tiempo.—dijo Elias irritado.
Anastasia sonrió, pero ese movimiento hizo que la herida en su rostro le doliera, haciendo que expresara su dolor.
—Voy a colgar ahora. Mi cara me duele.
Colgó la llamada de inmediato, luego Ray llegó a la oficina de Anastasia con un paquete de hielo.
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