-¡Genial! -Asintió Alejandro, contento.
-Alejandro, tal vez deberíamos invitar al señor Miguel. ¿Qué te parece? -Anastasia opinaba que Miguel sería una mejor opción en este caso.
-Miguel acaba de asumir la presidencia de su compañía, así que no tendrá tiempo de atender al evento.
-Déjeme preguntarle y ver cuáles son sus planes — comentó, indicando que para ella era necesario una alternativa.
-¡No, mami! Fer acaba de escuchar que el señor Palomares es mi papá, por lo que, si el señor Miguel viene conmigo, sabrán que no es verdad.
«¿Por qué tenía que mentir y decir que es el padre de mi hijo?» pensó Anastasia después de escuchar la explicación. Maldijo a Elias por lo que hizo mientras no podía hacer otra cosa más que sentirse acorralada.
—Seré un buen padre, ya lo verás —comentó Elias con una sonrisa a Alejandro.
-Estoy ansioso por verlo -respondió el pequeño mientras aplaudía.
-Vamos, los invito a comer. -Elias abrió la puerta de su carro y estuvo a punto de dejar al niño adentro.
—No se preocupe, presidente Palomares. Ya tengo planeada la cena de hoy —comentó Anastasia mientras se apuraba a recoger a su hijo.
-Señor Palomares, ¿le gustaría venir a mi casa a probar la comida de mi mami? Cocina muy rico... —comentó Alejandro.
Miró hacia Elias y comenzó a levantar sus pulgares, pero su mamá pronto lo bloqueó. Ella cubrió su boca con su mano y, girándose hacia el hombre, replicó:
-Mi cocina apesta, así que no creo que debería probarla.
-No hay problema con eso -dijo Elias mientras les sonreía. Miró al pequeño de forma simpática, puesto que aún tenía la mano de su mamá sobre su boca-. Deberías dejar de hacerle eso al niño.
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