BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 53

Nate podía jurar que jamás en su vida había esperado una sonrisa como había esperado ver esa. Un segundo después daba un paso hacia el interior de la casa y envolvía a Blair en el abrazo más apretado que había dado en su vida, y respiraba aliviado sintiendo cómo ella cruzaba los brazos detrás de su espalda por debajo del abrigo.

—¡Dios, me estaba muriendo por hacer esto! —susurró en su oído antes de dejar un beso suave en su frente—. ¡Dime que estás bien! ¿Cómo está Nathalie, y cómo está el bebé? — preguntó apartándola solo un poco para ver su cara, y Blair le sonrió con suavidad.

—Tranquilo, todos estamos bien. ¿Y tú?

—¡Muriéndome, extrañándolas, odiando al mundo hasta por deporte! —rezongó Nate con un puchero mientras Blair tiraba de él para cerrar la puerta y quitarle el abrigo.

—Pensé que ya no ibas a venir. ¡Se suponía que estuvieras aquí desde antes! —protestó ella, y Nate le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja antes de atreverse a inclinarse y darle un beso suave en los labios, uno tan fugaz que honestamente a Blair le pareció demasiado poco.

—Lo sé, lo sé. ¡Pero se suponía que la desquiciada de Sienna iba a hacer su jugada apenas tú desaparecieras del panorama! ¡Y resulta que no movió ni un dedo y al final tuve que ir a ofrecerme como cerdo para el matadero! —exclamó, y Blair le puso una cara de ternura que lo hizo derretirse.

—¿Estuviste viendo Harry Potter solito?

—¡Síiiiiiii! ¡Muy solito, muy solito! —se quejó Nate antes de levantarla por la cintura y esconder la cara en la curva de su cuello—. Pero finalmente dio resultado.

Blair lo abrazó, acariciando el cabello de su nuca, sabiendo todo lo que había costado que él accediera a aquel plan de Ranger. Ella tampoco había estado muy feliz, pero al final el ex soldado tenía razón, había demasiadas preguntas sin respuesta y cuando lo más importante estaba en juego, que era la vida de sus hijos, entonces ya no podían dejar nada al azar.

—¡Ven, entra! —exclamó Blair tirando de su mano hacia el calorcito de la chimenea—. Tienes que contármelo todo, ¿qué fue lo que pasó?

Nate sacó el celular que llevaba en el bolsillo y lo puso sobre la mesa. Se lo había llevado a Ranger porque aunque Elijah había sacado algo de información, también se había encontrado algunos archivos muy extraños, pero estaban encriptados.

—Bueno, pues para empezar, tuve que dejar que la hiena me drogara —le contó Nate y Blair frunció el ceño enojada.

—¡¿Que te hiciera qué?!

—¡Fue una medida desesperada! —aclaró él—. Pero gracias a eso logramos tenerla "a solas" —dijo haciendo comillas con las manos en las últimas palabras—, o sea a solas y desprotegida a altas horas de la madrugada. Y gracias a eso los gemelos fantásticos lograron simular un asalto y robarle su teléfono, que es ese que está ahí.

—OK, OK... Hasta ahí lo entiendo. Ranger me dijo que sospecha que Siena contrató a los tipos que nos estaban siguiendo.

—Exacto, nena. Ranger dice que son profesionales, y en la última discusión pesada que tuve con la hiena soltó algo sobre el sabotaje de los camiones. ¿Te acuerdas?

—Sí, claro, fue la primera vez que te pusiste en modo macho tejano y mataste un montón de animales —murmuró Blair.

—Esa misma. Pero todo eso fue antes de que ella regresara, así que necesitamos saber por qué demonios está al tanto de eso y qué tan involucrada está.

Blair se restregó la cara con las manos con un gesto de impotencia. Odiaba todo lo que estaba pasando. Aunque desde el primer momento se habían puesto de acuerdo, y aunque Nate se había cansado de asegurarle que saliera lo que saliera en aquellos resultados jamás iba a dudar de ella, Blair no podía dejar de sentir que no se merecían aquel desastre.

—¿Sabes que de verdad me asusté cuando esos resultados salieron negativos, verdad? —murmuró y Nate se dejó caer en una de las butacas llevándola a su regazo.

—Por eso te dije que no quería hacerlo, porque igual teníamos que hacer un escándalo para que ella se enterara, pero ni así quería decirte todas esas cosas, nena.

Nate suspiró con preocupación y una de sus manos fue acariciar con suavidad el vientre de Blair.

—¿Cómo está este chiquitín?

—Creo que va a ser chiquitina —sonrió la muchacha.

—Me encanta, dos mujeres… ¡como si yo ya no estuviera lo bastante loco! —rio él porque realmente le importaba muy poco que fuera niña o varón. Igual ya lo amaba.

De repente, Blair se puso seria y Nate casi pudo leer en su expresión la forma en que iba atando una idea a la otra.

—¡Señor, alto ahí un momentito...! ¿No acabas de decirme que la bruja descarada esa te drogó?

—¿Ajá?

—¡Por Dios, no me digas que de toqueteó! ¡¿Te dejaste toquetear?! —rezongó ella y Nate puso cara de niño regañado.

CAPÍTULO 53. El plan 1

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