Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 1

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Cipriano le puso los cachos.

Viviana estaba de pie frente a la oficina del presidente.

Su cuerpo se veía frio; sus altos tacones negros casi se fundían con el mármol oscuro del suelo.

Luego de un largo rato, levantó la mano y llamó con suavidad a la puerta.

—Adelante.

Desde adentro se escuchó una voz masculina, profunda y grave.

Viviana apretó con fuerza los documentos en una mano y abrió la puerta con la otra.

Al entrar sonrió, acercándose directo al hombre: —¿Estás ocupado? Aquí tengo algunos documentos que requieren tu firma urgente.

Mientras preguntaba, ya había colocado los documentos frente a él, mostrándole con delicadeza las páginas exactas donde debía firmar.

Cipriano había viajado por negocios a Suiza y había regresado apenas esa mañana.

Tan pronto como llegó, fue directo a la empresa para ocuparse del trabajo acumulado; por eso ya tenía numerosos documentos sobre su escritorio. Él se veía simpático, distinguido, pero ligeramente cansado se notaba con claridad el agotamiento, así que firmó los documentos sin revisarlos.

—Muchas gracias por tu mucho esfuerzo.

Viviana recogió de inmediato los documentos firmados y preguntó con fingida naturalidad: —¿Vendrás a cenar a casa esta noche?

—Tengo planes. No me esperes. —respondió Cipriano sin levantar la cabeza.

—De acuerdo, entonces me retiro.

Viviana se dio la vuelta con los documentos en las manos.

Apenas giró, su sonrisa se transformó en un gesto sombrío y sarcástico.

Al pasar frente al área de descanso que estaba adjunta a la oficina, escuchó un leve ruido, como si un gato o perro pequeño hubiera saltado desde la cama al suelo. Miró de reojo hacia el sofá; sobre la mesita había varias bolsas de snacks abiertas, bebidas consumidas a medias, y en el piso se encontraba un tacón alto de color rosa pálido...

En un instante comprendió todo; su corazón quedó reducido a cenizas.

Viviana regresó a paso lento a su propia oficina.

Sentía que el breve recorrido había consumido todas sus fuerzas. Al sentarse dejó escapar un largo y abatido suspiro.

Sacó con rapidez uno de los documentos que llevaba consigo.

El acuerdo de divorcio.

Abrió la última página del documento y, con expresión burlona, recorrió poco a poco con el dedo la firma hecha por Cipriano. Imágenes fugaces del pasado cruzaron por su mente... La determinación y el profundo amor en la voz de Cipriano cuando le dijo que deseaba casarse con ella; la sombría sonrisa de Dolores Ruiz, madre de Cipriano, diciéndole con desprecio que no se hiciera ilusiones, porque ningún hombre podía amar solo a una mujer por toda la vida, mientras ella respondía convencida que ellos serían diferentes...

Qué ironía tan cruel.

Había tenido una aventura con una jovencita y creía haberlo ocultado a la perfección, disfrutando a sus anchas del placer prohibido. Incluso en su viaje de negocios había llevado consigo a esa joven.

Y ahora, al regresar, incluso la había traído a la empresa.

Retiró el dedo lentamente de la firma, tomó una foto del documento y se la envió enseguida a Dolores con un mensaje simple: Ya firmó.

Capítulo 1
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