Resumo do capítulo Capítulo 109 de Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!
Neste capítulo de destaque do romance Arrepentimiento Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!, Internet apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
Increíble... Bastaba con que él diera su aprobación para que cualquier problema, por grande que fuera, se resolviera sencillamente como por arte de magia.
Viviana no dudaba ni un segundo de que él tenía esa maravillosa capacidad.
Después de todo, ¡era David!
Sentirse protegida por alguien tan prominente era como recibir una redención en el apocalipsis... Sin embargo, ¿no estaba siendo esa figura tal vez demasiado generosa con ella?
Aunque él fuera altruista... y ella hubiera hecho méritos durante la inspección en la sucursal... y ahora fuera "de los suyos". ¡¿Qué demonios era eso de "su gente"?!
Su rostro se sonrojó de inmediato.
Las bromas de Rosa, aquellas palabras confusas que él le había dicho anoche, revoloteaban por su mente como bombarderos lanzando bombas en picada.
David esperó un rato sin escuchar respuesta alguna: —¿Todavía no lo tienes claro?
—Agradezco su buena intención, pero mis problemas los resuelvo yo sola. ¡Gracias por el detalle! ¡Adiós!
Viviana terminó la frase con cierta prisa, un poco nerviosa, y colgó.
David se quedó en silencio.
Retiró el celular con una expresión pensativa. Después de unos segundos más, pareció comprender algo. Sus encantadores ojos se apagaron enseguida, como si una gruesa capa de polvo los hubiera cubierto.
Del otro lado.
Viviana sostuvo con fuerza el celular en la mano durante al menos cinco minutos, hasta que su corazón poco a poco volvió a la normalidad.
Y pensándolo bien, aunque él había sido muy amable con ella... ¿En realidad había algún indicio de que le gustara?
Seguro había exagerado todo en su cabeza.
¡Era imposible!
¡Si ni siquiera le gustaban las mujeres!
—¡Pum!
Se escuchó el portazo.
Rosa había regresado.
Rosa se quedó callada.
Un momento después, aceptó: —Muy bien, entonces respondamos con todo. Definitivamente vamos a contraatacar. Soy tu abogada de divorcio y también tu amiga de toda la vida. No te preocupes yo hablaré en tu nombre.
Y sin perder más tiempo, se pusieron manos a la obra.
Enumeraron los puntos que querían refutar, los aspectos importantes a atacar, y las pruebas que pensaban presentar.
Cuando ya tenían todo listo y estaban por grabar el video con el celular desde casa, sonó de pronto el timbre de la puerta.
Rosa dijo: —Voy yo.
Se dirigió a la entrada y miró por la mirilla.
Cipriano.
¿Todavía tenía el descaro de aparecer?
Estuvo a punto de explotar, pero enseguida recuperó la calma. Activó la grabadora de su celular, lo escondió discreta detrás del cojín del sofá y le hizo una seña a Viviana antes de ir a abrir la puerta.
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