Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 135

Adriana adoptó una expresión más seria.

Arturo se quedó perplejo por unos minutos; sabía que no podría seguir ocultándolo. Sonrió, la rodeó con el brazo y la llevó a un lado del jardín: —Mi amor, tú eres muy inteligente, así que seré directo contigo: si David está enamorado de la secretaria Viviana, ¿tú estarías de acuerdo?

Adriana guardó silencio.

No podía afirmar que sí en contra de su verdadero punto de vista.

Si se tratara de otra familia, tal vez como espectadora habría dicho que estar divorciada no importaba. Sin embargo, cuando mencionaba a su propio hijo, admitía que no podía ser tan generosa.

No intervenía en las decisiones sentimentales de David. Mientras la chica tuviera buenos valores, una familia respetable y David de verdad la amara, no exigía necesariamente una igualdad de estatus.

Claro, si la hubiera, sería mucho mejor.

—¿No eras tú la que decía que mientras fuera mujer y estuviera viva, daba igual?

Al verla tan incómoda, Arturo no pudo evitar burlarse.

Adriana le dio un golpecito fastidiada: —¿Qué padre no quisiera que su hijo encontrara una buena esposa?

Al darse cuenta de que sus palabras podían malinterpretarse, añadió: —No estoy diciendo que la secretaria Viviana sea mala. También he escuchado cosas sobre ella; Enrique me ha contado. Es una joven desafortunada, muy talentosa por cierto, pero con mala suerte en el amor. Yo también deseo que en su próxima relación sea feliz.

Arturo la desenmascaró enseguida: —¿Pero no con David, cierto?

Adriana: —Está bien, está bien, no soy lo suficientemente bondadosa, soy hipócrita, ¿contento? Hablas como si tú sí estuvieras de acuerdo con eso. David es nuestro hijo mayor, el heredero de la familia Medina. Hay cantidad de gente dentro de la familia que lo observa y lo juzga. Cualquier error será amplificado. Y aunque nosotros aceptáramos, ¿tú crees que doña Nuria lo haría también? No podemos actuar a la ligera.

Arturo suspiró: —Es cierto. David representa a la familia Guzmán, y está destinado a no poder actuar con libertad.

Dicho eso, Arturo sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro a Adriana: —Pero tampoco te preocupes tanto. Todo esto son solo suposiciones nuestras. Quizás estamos exagerando un poco. ¿No, le organizaste unas citas a David hace poco? Que vaya a conocerlas a todas.

Adriana lo afirmó, aunque por dentro no compartía el mismo optimismo.

...

Cipriano tenía el número de David, y de paso lo había agregado a WhatsApp.

David no lo rechazó.

Por eso, esa mañana, al despertar con resaca, también vio esa publicación en Instagram.

Pastel de fresa...

Lo miró con tal intensidad que parecía que sus ojos fueran a prenderse fuego.