Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 190

Después de una impresionante serie de acciones, ella murmuró con rapidez: —Señor David, respecto a su destino amoroso, solo le diré dos frases: lejos en el horizonte, pero cerca a la vista, debe valorar a la persona que tiene delante.

¿La persona que tengo delante?

Pfff, él tenía muchas personas delante de él.

Ella solo estaba dando rodeos.

Viviana se rió por dentro, pero vio que David la miraba fijamente, con los ojos bien abiertos oscuros y profundos, casi aterradores...

Un escalofrío recorrió su piel.

¡Pero qué miraba!

—¿Qué significa eso de "delante de uno"? No lo entiendo muy bien esas palabras, ¿tú entiendes?—David se acercó un poco más, con una expresión confundida, mientras sus ojos parpadeaban sin cesar con fuerza, haciendo que el corazón de Viviana casi fallara.

Las miradas de ambos se reflejaban en los ojos del otro, como si fueran semillas de frijoles rojos profundamente plantadas.

...

Viviana respiró agitadamente, su rostro ardiendo de vergüenza.

Lorena, al lado, pensaba que iba a necesitar insulina: Definitivamente si sigo con ustedes, ¡voy a terminar teniendo diabetes!

Teodoro gritó desde allí: —¡Sé qué significa, sé qué significa!

Se acercó, pero de repente algo cayó del cielo, una bolsa le golpeó en la cabeza, Lorena lo miró con ojos como almendras y le lanzó una mirada fulminante: ¿Qué estás diciendo? ¡Estás loco! ¡¿Acaso eres estúpido o qué?!

Teodoro se sintió confundido, no entendía por qué su hermana estaba tan molesta.

Viviana, titubeando, dijo entrecortado: —Supongo que se refiere a las personas que están cerca de ti... no estoy muy segura, es algo muy profundo.

Hizo un gran esfuerzo por mantener una actitud natural.

Mariluz, en ese preciso momento, intervino: —Si el señor David quiere obtener resultados más rápidos y efectivos, le sugiero que consiga a su amada lo antes posible. Tengo una valiosa herramienta que puede ayudarle.

Y sacó de su bolsillo una linda pulsera.

Era idéntica a la que llevaba Viviana.

Viviana se detuvo de golpe.

¡¿Estás vendiendo al por mayor?!

¡Te dije que esta era la última herramienta mágica! ¿Estás sacando más de la nada?!

David sonrió alegremente: —Conozco esta herramienta, es muy efectiva, ¿no es así, secretaria Viviana?

La miró con malicia.

La secretaria Viviana deseaba desaparecer.

—Espero que si la llevo puesta, también sea tan efectiva,—dijo David con gran expectativa,—Secretaria Viviana, ve a traérmela.

...

Viendo lo bien que le quedaba, Teodoro también se sintió tentado a llevar una: —Mariluz, yo también quiero una pulsera de esas.

Lorena pensó: Te encanta meterte en todo, ahhh… ¿no es así?

—No tengo más pulseras, pero aquí tengo un par de anillos. Pueden tomarlos tú y tu novia, para que su amor sea dulce y duradero,—dijo Mariluz, sacando con cuidado una delicada caja.

—¿Novia?

Teodoro miró alrededor, algo confundido.

Lorena levantó la mano: —No es necesario, Mariluz. Ya lo dejé. Era demasiado tonto y no quiero que le baje el coeficiente intelectual a mis hijos.

Teodoro, sorprendido respondió: ¿Está hablando de mí?

Viviana lo miró de reojo: ¿Acaso no?

Veinte minutos después.

Los cuatro salieron del lugar.

Rosa estaba recostada despreocupada en la entrada del ascensor esperándolos.—Les dije, ¿por qué no vienen a mí para sus consultas? Yo tengo mucha más experiencia en adivinación.

Y al ver la pulsera en la mano de David, se emocionó y dijo: —¡Hey, ¿qué haces tú también con una de esas?!

Luego, se le iluminó la cara y comenzó a aplaudir, como si lo hubiera entendido todo: —Oh... ¿Qué bien, quieres estar con Vivianita...?