Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 256

Ella quería voltearse pero no se atrevía, deseaba pedir ayuda pero no tenía el valor suficiente para hacerlo. Aún no había decidido cómo enfrentar lo sucedido la noche anterior y ahora se encontraba en este incómodo momento, acosada de la peor manera por su exmarido.

De repente, se entristeció.

Furiosa, intentó retirar su mano con más fuerza.

Cipriano la presionaba con fuerza, haciendo que las venas de su mano se marcaran por el esfuerzo.

Él sintió una resistencia aún más fuerte que antes.

Ah, ¡ella se preocupó por lo que David pensara, definitivamente le gustaba!

David se sentó con naturalidad.

Sus ojos recorrieron las dos manos sobre la mesa y, con calma, comenzó a servir con toda tranquilidad agua. —Jefe Cipriano, ¿tiene algún sentido forzarla de esta manera?

Cipriano soltó una risa sarcástica: —Si tiene sentido o no, es asunto mío, jefe David. ¿Por qué tiene que codiciar a la esposa de otro?

Viviana lo miró furiosa, su pecho subía y bajaba. —¿Podrías callarte?

—¿Acaso te molesta que hable de él?

—Sí, es cierto, me molesta, me molesta muchísimo. ¿Qué eres tú para hablar de él? Si vuelves a hablar de él, no te lo perdonaré.

—...Viviana, te has rebajado tanto para complacerlo.

Ella respondió firmeza, manteniendo su respiración y su voz controladas. —La persona más despreciable de este mundo eres tú, insensible y egoísta. Él es la luna en el cielo, y tú eres la mierda en la tierra. No tienes derecho alguno a hablar de él. Y te lo advierto de una vez por todas, si me haces enfadar, soy capaz de cualquier cosa. Yo también sé cosas que Susana conoce.

—...

La mirada de Cipriano se volvió más sombría.

Viviana le devolvió la mirada con la misma frialdad.

Ella no quería decir eso. Quería acabar con el rencor hacia Susana, no quería involucrarse más en los problemas de su familia ni buscarse problemas innecesarios.

Pero él insistía una y otra vez en sacar lo peor de ella, haciéndola actuar de manera tan inhumana como él.

David se enojó.

Dejó el vaso de agua al lado de Cipriano. —Forzar a una chica que una vez te amó a hablar mal de ti es el mayor fracaso como hombre. Le estás dando un infierno, por eso ella te desprecia. Si en verdad la valoras, no la dejes siempre en la oscuridad.

—Bebe esta agua y déjala ir.

Después de un largo rato, Cipriano finalmente relajó su mano.

Él no bebió el agua, ni aceptó la salida que David le había ofrecido para librarse de la situación.

Observando el alivio instantáneo de Viviana cuando él soltó su mano, la profunda tristeza y desolación inundaron su corazón, comprendiendo hasta ese momento que cada lucha solo servía para erosionar aún más los sentimientos del pasado.

Él se levantó y se marchó.

—Cof, cof...

Se atragantó.

David sacó un pañuelo para limpiarle la boca, sus dedos rozaron con delicadeza sus labios, su voz se suavizó un poco. —Pero yo no doy crédito, a menos que estés segura de querer comprar algo, no pienses en aprovecharte de mí.

Viviana le preguntó con astucia. —¿Y si lo hago?

—Te perseguiré hasta el fin del mundo para cobrártelo.

—...

Menos mal que no bebió.

No podía permitirse ese licor tan costoso, no se atrevía a beberlo, ni siquiera tenía derecho, aunque fuera tan maravilloso como el néctar celestial.

Y cuanto más lo saboreaba, más descubría su suave y delicado trasfondo.

Viviana bajó con timidez la cabeza y siguió comiendo empanadas en silencio.

—¿Por qué te molesta tanto cuando hablamos de gastar dinero?— David, persistente, volvió a preguntar. —¿De verdad no lo considerarás?

—...¡No tengo dinero!— gritó a todo pulmón con un tono lúgubre.