Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 260

Sandra les sonrió y los saludó, intentando mostrarse animada. —Bienvenidos.

Viviana se sintió impactada.

¿La madre de Javier?

¿No se había dicho que había fallecido en una explosión de gas?

Rosa, que ya la había reconocido vagamente antes, aceptó la situación con más facilidad, pensando solo para sí misma que ella era la madre de Javier y que no había muerto.

—Hola, Sandra.

Ellos la saludaron.

Armando invitó a todos a sentarse y les sirvió agua.

Cuando Sandra vio a David, se alegró visiblemente; sus ojos brillaron con algo de luz. —Dave sigue siendo muy guapo.

—Sandra, él ahora es el jefe de un gran grupo. No lo llames Dave. —le recordó Armando en voz baja.

—No importa, soy el más joven aquí. Está bien que Sandra me llame así.—Respondió David con humildad, y su sonrisa tranquilizadora era como una brisa primaveral.

Al oírlo, Armando no dijo más.

Reflexionó que no todos los ricos eran iguales; también existían personas como el jefe David, corteses y accesibles.

Viviana observó cuán familiar Sandra parecía ser con David y comprendió que debían haberse visto varias veces antes.

Pero ella estaba en Luzdeluna, y David no había venido aquí antes...

De repente recordó una reunión de negocios a la que Xavier lo había invitado de último momento.

¿Acaso aquel día, cuando sospechó que fue a ver a una figura misteriosa, en verdad había venido a ver a la madre de Javier?

—Sandra, sé que usted fue maestra de primaria y que, después de que Javier desapareció, usted lo buscó incansablemente, dejando incluso su trabajo. Luego, sus vecinos dijeron que hubo una tremenda explosión de gas en su casa a medianoche y después usted también desapareció, dijeron que usted...

Rosa habló de todo, abordando el tema directamente.

—Muchas gracias.

Sandra tomando el agua. Al mirar a la hermosa joven frente a ella, algo le hizo por fin romper a llorar. —Raquel también era muy bonita. Podía ver que Javier la quería con el alma; habían ingresado al mismo instituto y tenían planes de ir a la misma universidad. Todo iba marchando bien...

Viviana y Rosa escucharon con gran tristeza.

Sí, todo iba tan bien. Habían crecido juntos, parecían estar hechos el uno para el otro, ambos brillantes y talentosos. Si no fuera por Susana, ya estarían en la universidad, confesándose su eterno amor y viviendo dulcemente juntos.

Pero todo se vio truncado ese fatídico día.

Uno murió, y el otro... enloqueció.

Eran tan maravillosos juntos y a la vez tan frágiles.

De repente, Viviana pensó que ella tampoco era mucho más fuerte que ellos; si no hubiera encontrado a un David lo suficientemente fuerte, ¿acaso podría ella estar aquí ahora, escuchando estas historias, sintiendo pena por ellos?

Ella miró con incertidumbre hacia David.