Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 272

Ella observó esos labios finos tan cercanos, pensando en aquel embriagador sabor... su respiración se tornó cada vez más agitada.

Sus palmas sudaron.

—¡Voy a servirme un vaso!

Saltando y corriendo hacia la cocina.

Abrió el refrigerador y se asomó dentro, dejando así que el aire frío calmara un poco el fuego interno de su inquietud.

De repente.

Una voz seductora resonó a su lado.—Vivianita, ¿qué buscas metiendo la cabeza en el refrigerador?

Un brazo musculoso y firme se extendió detrás de ella, y un cuerpo alto y robusto se presionó con fuerza contra su espalda. Este hombre era realmente alto; ella sentía que si perdía el equilibrio y se desplomaba en cualquier momento, podría simplemente girarse y abrazar sus fornidas piernas.

Piernas...

Cintura...

Abdominales... en fin

Su mente se calentaba cada vez más, y él continuaba susurrándole al oído con voz baja, como si fueran palabras de amor.—Vivianita, ¿quieres agua o menta? ¿Necesitas que te ayude a servir?

—¿Dime, por qué no respondes?

—¿Te has quedado muda de tanto seducir?

La atmósfera provocativa de David se adhirió a sus poros, mientras su corazón latió tan fuerte que parecía estallar y su mente se convirtió en un torbellino ardiente... Sin pensarlo, ella se giró.

David lucía confundido, acariciando su mejilla enrojecida.—Vivianita, tienes la cara muy roja, ¿qué te pasa?

Viviana tenía los ojos velados por una gran capa de furia y confusión.

Se miraron fijamente.

Sin avisar, ella le rodeó el cuello con los brazos, se puso de puntillas y le mordió fuertemente el cuello, murmurando.—David, ¡contengámonos ambos! ¡Deja de seducirme!

Luego de decir esto, lo empujó y salió de la cocina.

El zorro solo quería jugar un poco con la gatita golosa, pero la gatita enojada terminó mordiéndolo.

David sorprendido se tocó el cuello.

Al mirarlo, se dio cuenta de que había sangre.

Se rio resignado.

Viviana corrió enseguida al baño con la intención de lavarse la cara.

Al entrar, se dio cuenta de que el agua de la bañera aún estaba abierta, con pétalos de rosa flotando en ella a punto de tapar el desagüe, así que se apresuró a cerrarla.

Unos minutos más tarde y el agua habría rebosado.

Poco después de sentarse, fue a la sala de descanso por un café y justo entonces se encontró con David.

Aquel tipo, vestido con un traje elegante y de expresión fría, parecía diferente al hombre zorro de la noche anterior.

Pero, ¡vamos, Viviana no tiene amnesia!

Al verlo, no pudo evitar temblar y casi derramó el café.

—Jefe David, buenos días.

—Buenos días.

David saludó y entró en su oficina sin detenerse.

Viviana suspiró aliviada.

Samuel, a su lado, le dijo en voz baja.—No sabes, el jefe David fue a pasear por el barrio ayer y un gatito travieso le mordió el cuello.

Viviana: —...

Desde la puerta entreabierta de la oficina del director se escuchó una llamada.—Secretaria Viviana, ven aquí un momento.

Samuel añadió con rapidez en voz baja.—Quizás te pida que lo acompañes al hospital para vacunarse contra la rabia, ve rápido.

Viviana: —...