Resumo do capítulo Capítulo 288 do livro Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 288 , um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Arrepentimiento continua a emocionar e surpreender a cada página.
Ellas estaban acompañadas por una dama alta y hermosa; todas charlaban y reían.
Después, Viviana y Lorena partieron en sus respectivos autos.
David pensativo, observaba cómo los autos se alejaban.
Samuel notó que todavía estaba muy curioso sobre qué había comprado Viviana y, si no lo averiguaba, de pronto estaría de mal humor todo el día siguiente, y él sería el desafortunado.
Al ver que la dama entraba en la casa, tomó la iniciativa de bajarse del auto y seguirla.
—¡Samuel!
David intentó llamarlo de regreso, pero Samuel ya había entrado corriendo.
Samuel alcanzó a la dama: —Por favor, espere un momento.
La hermosa jefa se giró al instante, con una sonrisa radiante. —¿Puedo ayudarlo, señor?
—Hola, vine aquí recomendado por un amigo y he venido a comprar algo especial de su tienda.
—¿Usted...? —La bella jefa lo miraba de arriba abajo algo sorprendida. —¿Lo ha usado?
¿Usado?
¿Productos? ¿No era comida?
Ante su tremenda confusión, la bella jefa soltó una risa, —Lo siento mucho, señor, mi tienda solo atiende a clientas mujeres; o alguien le ha mentido, o tal vez se ha equivocado de lugar.
Dicho esto, subió a toda prisa las escaleras.
Samuel salió de la tienda y, una vez en el auto, le dijo a David. —Ya pregunté, no venden comida, son productos para mujeres, quizás cosméticos.
David con una expresión muy seria...
...
Viviana condujo de regreso a casa.
Llevó entusiasta la gran bolsa a su habitación.
Luego sacó cuidadosa un pequeño juguete, se sentó en el suelo y comenzó a leer muy concentrada las instrucciones... en la tienda le había dado vergüenza pedirle al jefe que le explicara.
El ambiente era, um, algo embarazoso.
Mientras estudiaba atenta los ajustes y modos, el timbre de la puerta de pronto sonó.
—... ¡!
El susto hizo que el manual se le cayera al suelo.
Cuando uno está haciendo algo a escondidas, un poco nervioso y excitado quizás, ¡definitivamente no se debe asustar!
Por instinto guardó el objeto en la bolsa y lo dejó al pie de la cama, y luego salió.
Al abrir la puerta.
Viviana colocó al gatito en el sofá, diciendo con desgano, —entonces iré a cocinar.
Suspiró y se dirigió a la cocina para seleccionar algunos ingredientes del refrigerador.
Una cena elaborada era imposible.
Fritó un bistec, cocinó pasta y preparó con rapidez una sopa de verduras.
David había dado una vuelta por la sala y se sentó en una silla del balcón.
El gatito, aburrido de jugar en el sofá, saltó y corrió enseguida por el salón hacia la habitación, colándose por la puerta entreabierta.
Pronto, Viviana terminó de cocinar.
—Jefe David, venga la cena está lista.
¡Que se fuera pronto después de comer!
David se levantó y se dirigió apresurado la mesa.
Viviana colocó el bistec y la pasta en el comedor, y luego volvió a la cocina para traer la sopa.
Justo cuando se giró para volver a la cocina, antes de que David pudiera probar la pasta en su tenedor, escucharon desde el dormitorio el maullido asustado del gatito.
Dejó el tenedor a un lado y se dirigió corriendo hacia la habitación.
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